La tragedia de Villa Urquiza ya se cobró una víctima y tal vez reclame dos más. Mientras los rescatistas cumplen con su trabajo contra reloj, los medios se pueblan de las “sentidas” palabras de los políticos y de otras tantas de orden técnico que rápidamente nos convertirán a todos en expertos en habilitaciones, medianeras, demoliciones, rajaduras, tensión de fuerzas y subamuramientos; término que hoy los porteños hemos incorporado a nuestro léxico y ha sido uno de los más repetidos.
Rápido de reflejos, el Gobierno de la Ciudad con Mauricio Macri a la cabeza salió a responsabilizar al constructor, el ingeniero Guillermo Heyaca Varela titular de la Mendoza Construcciones, que en principio sería la propietaria del terreno que se estaba preparando para construir una torre de once pisos. Heyaca Varela también tuvo los reflejos ágiles y salió a responder que había hecho todo como correspondía y que no se había fugado del país, como trascendió desde el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.
Por su parte, el defensor adjunto del pueblo de la ciudad, arquitecto Atilio Alimena, en declaraciones a Contrapunto por FM Identidad 92.1, dijo que hace dos años presentó un proyecto en la Legislatura con el fin de establecer mayores controles en las construcciones. Sin embargo, admitió que el legislativo porteño ni siquiera lo trató. Es decir que alguien se preocupó por el tema, se dio cuenta que como consecuencia de otros derrumbes de menor magnitud había que hacer algo; pero sencillamente los debían activar la inquietud de Alimena la dejaron en algún olvidada. Es muy probable que sean los mismos que ahora deben estar buscándola para sacarle fotocopias. Claro, pero en ese momento el tema de los derrumbes no estaba en boca de nadie, no figuraba en las encuestas y no era una cuestión funcional al marketing político.
Seguramente, ahora proliferarán los proyectos de ley y las pantallas se poblarán de políticos con gestos de preocupación portando su oportunos proyectos para no quedar afuera de la “maravillosa” oportunidad que puede generar una tragedia como trampolín a la fama. Pero el tema de fondo siempre es el mismo, en la Argentina siempre tiene que haber un muerto para algo cambie y muchas veces ni siquiera eso, si se tiene en cuenta lo que ocurre con la “sensación” de inseguridad y la violencia en el fútbol.
Los políticos argentinos tienen una rara particularidad, sólo se avocan a los temas que figuran en las encuestas, le marcan sus consultores de marketing y en teoría les garantizan un rédito político inmediato. A veces, esas cuestiones son importantes y ello es innegable, pero además hay otros temas que también lo son pero que son desatendidos y tienen la particularidad de hacerse irrumpir en la realidad de la peor manera. El fenómenos no es de ahora. Una semana antes de la tragedia de LAPA el gremio de mecánicos decidió hacer un paro para alertar sobre las irregularidades en el mantenimiento de la flota de aviones 737 de esa línea aérea. nadie los escuchó y pasó lo que pasó. La tragedia de Cromagnon que se cobró nada más que 194 vidas reveló que el control de la capacidad de los boliches era zona liberada sólo poblada por corruptos que terminó sembrada por víctimas. Antes de Cromagnon a nadie se le ocurrió poner en marcha un sistema de control eficiente para que esa tragedia nunca sucediera, pero después todos hablaron sobre los boliches y su capacidad, las vías de escapes, instalaciones eléctricas, sistemas de ventilación y otra vez todos adquirimos un sinnúmero de términos técnicos que ya olvidamos.
Una de las cualidades de los estadistas es adelantarse a los acontecimientos que puedan presentarse, ver toda la cancha como dicen en el bar. Intentar estar un paso adelante para que la realidad no los agarre desprevenidos, aunque por supuesto eso no siempre es posible pero al menos tratan de acotar los daños. son políticos activos. En cambio, en la Argentina abundan los dirigentes reactivos que marchan detrás de los acontecimientos que invariablemente los toma por sorpresa porque sencillamente no tienen idea que hay otros temas además de los que figuran en las encuestas y los que, solícitos, sus asesores les susurran en los oídos.
En suma, parece ser que siempre son los muertos los que terminan impulsando los cambios para que los vivos vivamos mejor.
2 comentarios:
Martin ;te dejo una cartita de amor que me publico La Nacion hoy.Mientras el gobierno, en todos sus poderes,vaya detras de los acontecimientos o la conveniencia economica..estamos jodidos.Un abrazo.
Diario La Nacion 10/08/2010
"Según el diccionario, «banca» es un asiento unido a un escritorio que se usa en las escuelas.
"Es, también, el lugar donde se sientan los parlamentarios para sesionar.
"Es, en los juegos de azar, el que paga y recibe las apuestas.
"Es, por último, un conjunto de personas que realizan tareas financieras.
"En nuestro honorable Congreso, parecería que últimamente algunos se sientan como en las escuelas, para aparentar que sesionan, «bancados» por algún mandamás, para realizar sólo tareas financieras."
Rubén Marcelo D´Agostino
DNI 11.985.229
Martín:
Desde el kirchnerismo se dice que al vociferante Fito Páez hay que perdonarle todas sus petulantes “manifestaciones políticas” porque es un “artista”.
Qué curioso: Mirtha Legrand también es una artista, pero sin embargo sus opiniones políticas adversas al kirchnerismo le significaron la crucifixión por parte de este gobierno dictatorial.
Hugo
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