El secretario de comercio interior Guillermo Moreno es la manifestación salvaje del kirchnerismo explícito. Amenaza, insulta, descalifica, degrada, patotea demostrando obediencia ciega a Néstor Kirchner, el verdadero padre de esta criatura que corre por la delgada línea entre el ridículo y la ilegalidad.
Guillermo Moreno se erige como un torpe comisario político que utiliza métodos de burlesque en pos de la defensa de un modelo político y económico que el mundo olvidó hace ya demasiado tiempo; mientras sus patrones se enriquecen de manera dudosa contrariando los principios más básicos de la ideología que dice defender.
Hay algo que no se puede negar del Secretario Moreno, está convencido de lo que hace y realmente cree que sus métodos son suficientes para llevar adelante su cruzada. Más allá de algunas sospechas, hasta ahora está exento de protagonizar algún escándalo de corrupción. Moreno no tiene nada que ver con Ricardo Jaime o con Claudio Uberti; aunque los tres terminan perjudicando al país.
Las imágenes captadas por una escurridiza cámara oculta en Papel Prensa, mientras sus directores trataban de llevar adelante una votación que impidió a los gritos, desnudaron a Guillermo Moreno en toda su dimensión y patetismo. “Acá no se vota” gritaba desencajado, trataba de “tarambana” a un director que estaba exponiendo y le sugería que siguiera diciendo pavadas mientras atendía una llamada impostergable. Repartía guantes y cascos de plástico como un soldado de juguete que se prepara para una guerra que solo se librará en la cabeza de un niño. Así de ineficaz es Moreno, que en vez de enfrentarse a los verdaderos problemas generados por el aumento de precios y la inflación prefiere meterlos debajo de la alfombra falseando las cifras del INDEC. Lo que pasa es que la realidad no negocia ni se deja amedrantar como la mayoría de los empresarios argentinos o los directores de Papel Prensa, que no dudaron en asumir su papel de mansos corderos frente a las descalificaciones del iracundo funcionario. Y este es el segundo problema, aquellos que se dejan manosear por Guillermo Moreno. Por eso, Néstor Kirchner no es el único responsable de mantener con vida a su criatura que se ha transformado en su alter ego. Las “víctimas” de Moreno también alimentan su poder de opereta y lo mantienen en vigencia.
La pregunta es por qué hombres poderosos y ricos que no han dudado en presionar gobiernos para defender sus propios intereses, se comportan como un grupo de niños obedientes que se saben culpables de alguna travesura. ¿Son todos masoquistas? ¿El modelo que defiende Moreno los termina haciendo más ricos y poderosos? ¿Esconden demasiados secretos que prefieren ser humillados frente a la posibilidad que sean revelados? Puede tratarse de alguna de estas posibilidades o de todas, ninguna es excluyente pero es difícil pensar que esos hombres disfrutan del tratamiento dispensado por el secretario de comercio. Pocos fueron los que se atrevieron a enfrentarlo y se animaron a denunciarlo ¿serán tan ingenuos que piensan que se puede negociar una derrota acotada con Néstor Kirchner? Por eso, los empresarios que se dejan vapulear por Moreno más que víctimas terminan siendo cómplices.
Las diputadas Paula Bertol (PRO), Silvana Giúdice (UCR) y Margarita Stolbizer (GEN) decidieron presentar un proyecto para que el Congreso decida la remoción del soldado kirchnerista, utilizando por analogía la figura de moción de censura prevista en la Constitución Nacional para el Jefe de Gabinete. Si bien la interpretación jurídica que han hecho las legisladoras pueda ser atacable, es la primera reacción desde la política que se propone poner un freno contundente al funcionario. Es difícil imaginar al matrimonio presidencial pidiéndole la renunciar a su más fiel escudero sólo porque el Congreso lo ordena.
Guillermo Moreno no es sólo un funcionario con un comportamiento inadmisible, también es un funcionario ineficaz que nunca ha tenido éxito en ninguna de las tareas que el matrimonio presidencial le encomendó. Es la manifestación más palmaria de la debilidad de los Kirchner para combatir la inflación. Fracasó controlando los precios y su intento de convertirse en empresario al frente de la ex papelera Massuh terminó en un fiasco, que hasta los mismos obreros que dice defender lo repudiaron. Moreno también es la demostración de las contradicciones del gobierno y su ya clásico doble discurso. Es el mismo Moreno el encargado de desmentir a la Presidenta cuando desde algún atril de la patria clama por la búsqueda de consensos o dice ser la Presidenta de todos los argentinos. El Napia deja en claro que el kirchnerismo sólo admite a los que piensan igual… para el resto ni justicia.
1 comentarios:
Por tal motivo y otros
a metros de la Rosada se armo en calidad de nesecidad y urgencia
la Pulperia de los Jernandez
A no lo sabia...?
Lea :
http://blogs.clarin.com/jaker2ilustrado/
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