CINISMO MAGICO

En la Biblioteca Nacional, Cristina Fernández –Presidenta de los argentinos- cargó una vez más contra los medios de comunicación. "El desafío es volver a ejercitar el pensamiento audaz, no convencional, no sometido a las reglas que vemos diariamente en los medios de comunicación en donde casi se repite monocordemente un guión o un libreto que nunca se sabe quién lo elabora pero que todos tenemos fuertes sospechas a qué intereses responden". Además, convocó a los intelectuales a "ayudar a la sociedad a desentrañar los mensajes que le envían [los medios de comunicación] bajo aparente objetividad y prescindencia" y añadió: "son directamente atentatorios de las posibilidades de movilidad social, de redistribución del ingreso y de una participación democrática".

Los dichos de la Presidenta no parecen ser una crítica, que como ciudadana y funcionaria, está en todo su derecho de hacer. Implícitamente, está acusando a los medios de estar involucrados en una conspiración que tendría como objetivo hundir en la miseria al conjunto de la sociedad. La presidenta debería ser más específica acerca de las “fuertes sospechas” de los oscuros intereses que escriben los guiones monocordes de la prensa. Pero no se quedó allí, como si se tratara de un ataque de los apaches convocó a los intelectuales –como si se tratara del Quinto de Caballería- a colaborar con la decodificación de los mensajes que emite la prensa. Frente a semejante análisis, una cosa es clara que los guionistas de los medios –esos que responden a oscuros intereses- deben ser despedidos ya mismo. Porque si los intelectuales tienen que traducir lo que dice un diario, significa que ni siquiera están conspirando como corresponde. ¿A quién le importa lo que diga un medio lo suficientemente incomprensible como para que sea necesario que lo traduzca un intelectual? Eso sí, el intelectual debe estar alineado con las ideas del matrimonio presidencial, ya que de otra manera puede ser considerado un ariete de esos oscuros intereses que los Kirchner siempre tienen a tiro de atril pero que nunca terminan por develar.

La Presidenta aboga en sus discursos “a ejercitar el pensamiento audaz, no convencional, no sometido a las reglas que vemos diariamente en los medios de comunicación en donde casi se repite monocordemente”. Este es un verdadero caso de cinismo mágico, porque muchos de los que ensayaron un pensamiento audaz y no sometido a las reglas de los medios de comunicación fueron silenciados. Recordemos los casos de Pepe Eliaschev, Víctor Hugo Morales y Nelson Castro; o la proscripción de Jorge Lanata de la televisión, la discriminación en la distribución de pauta oficial a la Editorial Perfil y al diario Río Negro y tantos medios del interior que –desafortunadamente por el unitarismo que nos caracteriza-, sus casos no tienen la difusión que merecerían. Es el gobierno que no tolera a aquellos que tienen un discurso audaz e intentan romper el monocorde discurso oficial. En la lógica kirchnerista, en que la genuflexión incondicional está disfrazada de progresismo, las voces disonantes deben ser silenciadas; porque atentan contra el modelo –es decir contra la patria- y por lo tanto son enemigos del pueblo.

¿Quién es Cristina Kirchner para decirme lo que tengo que decir? ¿Para decirme desde un atril pagado con nuestros impuestos como tengo que pensar? La legitimidad del gobierno conseguida por el voto popular, no puede callar las voces de aquellos que tenemos una opinión distinta. Por otra parte, el matrimonio Kirchner tiene una presencia mediática casi diaria. Parece que la Presidenta no considera que sus apariciones y las de su marido sean suficientes, como para quebrar el discurso monocorde de los medios pergeñado por escribas misteriosos. Sería bueno que explicara de qué manera los medios atentas contra la distribución del ingreso, la participación democrática y la movilidad social. Son acusaciones muy serias para dejarlas así y no sea cosa que utilizando como excusa estos argumentos el gobierno decida clausurar medios. Tampoco parece ser suficiente para imponer el pensamiento presidencial, el vasto entramado de medios que perduran a fuerza de publicidad oficial distribuida discrecionalmente por el gobierno.

La Presidenta padece de una desarrollada memoria selectiva, porque en su ataque a los medios olvidó mencionar que fue su marido el prorrogó por diez años las licencias de radio y televisión, que equivale a multiplicar el valor de los activos de esas empresas. Tampoco mencionó, que fue este gobierno o el anterior –un detalle menor habida cuenta que es un bien ganancial- el que aprobó la fusión de Multicanal y Cablevisión. Más cinismo mágico.

El economista y diputado de la CTA, Claudio Lozano, coordinó un equipo de trabajo sobre la distribución del ingreso. “Considerando todo el período de crecimiento de los años 2003 – 2007, el 20% de la población de mayores recursos se apropiaron del 50% de los ingresos generados por el proceso de crecimiento económico. Por otro lado, el 40% de la población con ingresos más bajos solo se apropió del 12,8% de los ingresos generados. La conclusión es obvia, en el marco de la recuperación de la actividad económica, las condiciones de funcionamiento de la economía local (elevada concentración y extrema desigualdad) no se modifican”, concluye el informe de la CTA. Como todos sabemos, Lozano pertenece a la escuela de Chicago y es un ariete de los oscuros de los medios, que a su vez, son funcionales a otros intereses más oscuros que la Presidenta y su marido conocen pero que nunca nos terminan de contar. Ya me perdí, no entiendo un carajo.

Es interesante ver los años tomados para el análisis, porque en el 2003 el país ya estaba estabilizado y en el 2007 aún no había estallado el conflicto con el campo ni la crisis internacional. Así, a diferencia de lo que dice la Presidenta, el modelo K hizo que haya ricos cada vez más ricos y, el 40 por ciento de la población con ingresos más bajos se tuvieron que contentar con las migajas de los pasteles. Menem lo hizo en los noventa, Néstor y Cristina en el nuevo milenio. Pero para los Kirchner la culpa siempre la tienen el enemigo de turno: los que tienen “saudade” de los noventa, los intereses misteriosos, los medios, los golpistas que acopian soja como arma de desestabilización, los periodistas no alineados, la señora que fue con una bandera negra al acto de Tres Arroyos, Cobos, los traidores de siempre….y siguen las firmas. Perdón, ¿los Kirchner son paracaidistas húngaros?

La señora de la bandera negra merece un párrafo porque es un buen ejemplo que permite apreciar el aislamiento de la Presidenta. Cristina Fernández la mencionó para convalidar el rumbo correcto que cree que lleva el gobierno, justo en un enclave sojero; ergo la mesa de enlace no persigue un reclamo legítimo sino desestabilizar al gobierno y así demuestra la magnanimidad del kirchnerismo con el puño abierto. Entonces, las fotos que publicaron varios medios con decenas de banderas negras, ignoradas por la Presidenta, parece que fueron un montaje como el de aquellos rosarinos comiendo guiso de gato. La verdad es que la Presidenta ve sólo lo que quiere ver o lo que le muestran sus fieles colaboradores. Es peligroso para un país que sus gobernantes fabriquen una realidad para consumo masivo, pero es más peligroso que ellos la crean. Otra muestra de ello fue la entrevista que esta semana le hice en Contrapunto a Luciano Belforte, delegado de ATE – INDEC. Se me ocurrió preguntarle si las estadísticas del organismo, que mes a mes diligentemente preparan Moreno y sus muchachos, para hacernos creer que nada aumenta aunque paguemos más, eran las mismas que utilizaba el gobierno para tomar sus decisiones. Honestamente, pensé que me respondería que el gobierno se guardaba las verdaderas, pero me equivoqué. Belforte respondió que las que publica el INDEC son las mismas que utiliza el gobierno. ¡A la mierda estamos en el horno! Porque una cosa es que traten de convencerte que no aumentó lo que pagás más, pero otra muy distinta es que el gobierno se convenza que lo que dice el gobierno es cierto. Conclusión rápida y obvia: Hay pobres que para el gobierno no lo son, entonces no recibirán la asistencia que reciben los pobres. Así, también se puede inferir que hay indigentes que son considerados pobres. No sólo es cínico, también es aterrador. Es el mismo mecanismo que la señora de la bandera negra. ¡Un intelectual por allá!

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