El matrimonio presidencial decidió introducir cambios en el gabinete, pero aquel que piense que esta decisión implica un cambio en el rumbo del gobierno producto del resultado electoral del domingo 28 se equivoca.
En primer lugar demuestra una vez más el grado de improvisación en que se encuentra inmerso el gobierno y las contradicciones que ya son moneda corriente en el gobierno de Cristina. Como se puede recordar, en oportunidad de aquella lamentable conferencia de prensa el lunes posterior a las elecciones en que la Señora trató de convencernos que en realidad el gobierno había ganado, un colega le preguntó si habría cambio en el gabinete. Con su acostumbrado tono altivo y socarrón, CFK respondió que no veía razones para impulsar cambios, porque no había ninguna relación entre el resultado electoral y política desplegada por los ministros. Sin embargo, ocho días después la realidad es otra. Como dijo el General la única verdad…bueno ya sabemos lo que dijo.
El “nuevo” gabinete es más de lo mismo pero debe interpretarse como la respuesta del co Presidente a los gobernadores y es está en línea con sus palabras la noche de la derrota: “profundizar el modelo”, sí el modelo que rechazaron 7 de cada 10 argentinos. Es la demostración de que el gobierno se cerrado una vez más sobre sí mismo y que no está en sus planes un cambio en el estilo de gobierno. Por supuesto, que estas movidas no tienen nada que ver con los cambios que se pidieron desde el oficialismo, la oposición y lo que toda la sociedad le hizo saber al matrimonio el 28 de junio. Néstor Kirchner, el indudable mariscal de la derrota, fue el arquitecto de estos enroques encadenados, enviando un claro mensaje hacia las entrañas del Justicialismo que el que sigue mandando es él y que no está dispuesto a compartir ninguna porción con los gobernadores. Pero el mensaje de Kirchner no tuvo sólo una dirección interna, también implica un mensaje hacia el exterior que dice que no hay que esperar ningún cambio y fiel a su estilo dobló la apuesta. Si bien en el 2003, cuando la autoridad presidencial estaba resquebrajada, el duro estilo K era considerado un valor, hoy significa todo lo contrario: demuestra debilidad.
La salida de Sergio Massa de la Jefatura de Gabinete era un hecho esperado y no puede sorprender a nadie. Su relación con Kirchner venía muy deteriorada desde hace mucho tiempo y se agravó desde la noche del 28. Es uno de los considerados “traidores” por el co Presidente, debido a la buena performance que hizo Malena –su mujer- concejal electa en contraposición de la lista de diputados. Fue la gota que colmó el vaso. Su gestión terminó muy deslucida si se recuerda con los bríos con que la inició. Intentó conservar el mismo perfil alto que tuvo en el ANSES y que le permitió alcanzar la intendencia de Tigre, pero rápidamente fue conminado al bajo perfil que deben observar los ministros kirchneristas. Fracasó en su intento por transparentar el INDEC, proyecto que entendió debía abortar rápidamente si quería permanecer en el gabinete. Perdió una interna con Florencio Randazzo por ganarse la confianza del matrimonio presidencial que jamás consiguió.
Aníbal Fernández es el nuevo Jefe de Gabinete, un premio a su verticalismo de un ministro todo terreno. Fernández, seguirá como siempre, tratando de encarnar a un Carlos Corach aunque menos inteligente y algo más rústico. Obviamente, si la obediencia lo encaramó a lo más alto del gabinete, al menos en los papeles, no parecería lógico que se decidiera a tener juego propio justo ahora. Un caso muy parecido es el de Amado Boudou, nadie con seriedad podría pensar que vaya a ser un ministro de economía con un importante margen de libertad. No hay que olvidar que hasta ayer era el encargado de desembolsar los fondos de los jubilados allí donde los Kirchner los necesitaran. Boudou nunca pudo convencer al Congreso del criterio que utilizaba para desembolsar ese tesoro que es el ANSES y nunca pudo despejar las dudas de los legisladores de la oposición. Tampoco jamás respondió porqué envió más de cinco millones de cartas a los afiliados del ANSES haciendo campaña por Kirchner, que obviamente pagaron los jubilados. Por esta razón, el nuevo ministro de economía podrá tener un packaging más fashion pero sólo se diferenciará en eso de Carlos Fernández.
El nombramiento de Mariano Recalde al frente de Aerolíneas Argentinas, en reemplazo de Julio Alak que recala en el sillón que ocupaba Aníbal Fernández, es una clara concesión a Hugo Moyano, que había mostrado síntomas de rebeldía cuando ayer declaró que “cualquier peronista puede ser jefe del PJ” en relación con que Eduardo Duhalde implemente una ofensiva destinada a quedarse, por lo menos, con la presidencia del justicialismo bonaerense. El nuevo hombre fuerte de la aerolínea de bandera es el hijo de Héctor Recalde, diputado del FPV y asesor de Moyano desde hace varios años. Es claro que el gobierno, debilitado y cada vez con menos aliados, trata de mantener al jefe de la CGT dentro del redil.
No hay lugar a dudas, los cambios muestran que Néstor Kirchner ha decidido ir en contra de la voluntad popular y debilitar todavía más la gestión de su mujer. Ahora, habrá que esperar la respuesta de los gobernadores y los más osados dicen que el tronar de las cacerolas; que tarde o temprano se harán escuchar.
4 comentarios:
En este juego particular de la silla, una caída, un desplazamiento o un ascenso significan un reacomodamiento de piezas pero "exclusivamente
" al interior de la propia estructura. Somos demasiado ingenuos si "imaginamos" o intuimos que deberían manifestarse como respuestas-reflejo a las señales del 28 de junio. Un gobierno que jamás ha representado la voluntad de la gran mayoría se sigue comportando conforme su esencia. Premios y castigos...pero para "sus" propios engranajes...derramando suspicacias de traición aún sobre aquellos pocos que aún le guardan cierta fidelidad... No fue en el pasado, no lo es en el presente ni lo será en un futuro. Cualquier interpretación que se haga en pos de darnos a los ciudadanos ciertos instrumentos analíticos para tratar de entender las razones en el universo de la sin razón, tiene que obviar a un amplio "nosotros" que no tomamos las decisiones, porque ya hemos sido descartados de antemano. Se ha hecho honor a la coyuntura: una burbuja gubernamental en momentos de la influenza A H1NI. Tal vez deberíamos, desde nuestros propios lugares, replicar esa modalidad... haciendo de cuenta que no hay gobierno. Parece que se ha dado un paso con el voto castigo. Pero ahora, qué sigue?
En los años 70, los montoneros y la "gloriosa JP" -cada uno desde su lugar y con sus armas- mantenían una guerra a muerte (literalmente) con la "patria sindical" y demás sectores del peronismo ortodoxo.
Pero resulta que hoy el matrimonio Kirchner, que reivindica sus orígenes políticos en aquellas organizaciones, termina sometido a una especie de "relaciones carnales" con sus ex enemigos, en su vano intento de conservar lo poco que le queda de su poder político.
Cualquier observador imparcial diría que una renuncia inmediata sería el único camino que les queda para retirarse de la vida pública con algo de dignidad.
Claro que, teniendo en cuenta sus antecedentes y su irracionalidad, no deberíamos descartar un suicidio en familia, tal vez acompañados por Moreno, Kunkel, y pocos mas.
Saludos.
Hola Martin
Me quedé pensando en Scioli y me vino a la mente un discurso pronunciado por Néstor Kirchner recientemente. En dicho discurso blasfemaba contra las políticas neoliberales de los 90. A pocos metros estaba Scioli, criatura creada por el Dr. Von Menem. Lo más curioso era que mientras Kirchner maldecia los 90 a Scioli no se le erizaba ni la pelusa de la nuca. Lo que hizo preguntarme: ¿No será que lo único verdadero de Scioli es el brazo y lo demás es prótesis?
Es para pensarlo.
Desde la guarida de Tolosa, en el año de nuestro Señor de 2009, cuando el virus llegó a la atmósfera y nos gobiernan los 12 monos.
Saludos
El comentario del amigo "Nrut" es para poner en un cuadrito y colgarlo en la pared.
Bueno, yendo a lo mio, esta fotito de la Kris y sus secuaces, trae a mi memoria imágenes de Bonny & Clyde.
Clyde no salió no la foto, porque estaba computando cuántos títeres le quedan en la galera.
Saludos.
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