LOS "DUEÑOS" DE LA PLAZA

La Plaza de Mayo es el símbolo de poder político más apreciado, desde aquel 17 de octubre del ’45 que entronizó a Juan Domingo Perón. A partir de entonces, todos los ocupantes de la Casa Rosada añoran con tener “su” plaza. Cristina Kirchner no podía ser menos y el ala más dura del gobierno se apresta a hacer su demostración de fuerza en un intento de neutralizar las protestas del campo.
El acto de apoyo a Cristina Kirchner lleva la consigna “Convivencia, diálogo y defensa del Gobierno Nacional y Popular”. Una paradoja cuando los principales organizadores del acto son los mismos que la semana pasada irrumpieron en la plaza para desalojar a la gente que fue con sus cacerolas a protestar. ¿Convivencia? ¿Diálogo? Es muy difícil pensar en eso cuando lo único que se vio fue la lógica de la violencia y del pensamiento único. Como también es poco coherente escuchar al ministro Aníbal Fernández, cuando ahora se escandaliza porque los ruralistas que están en la Ruta 14 no dejan pasar a los camiones del Mercosur. Los ambientalistas de Gualeguaychú hace más de un año que tienen un puente blindado por el que no pasa nadie. No se entiende por qué el corte contra Botnia es aceptado y a los chacareros Fernández –que no puede garantizar la seguridad en un partido de fútbol-, les manda la Gendarmería. De esta manera, la lógica parece ser que el que no está línea con el gobierno debe ser neutralizado.
Es difícil imaginarse que en el acto de mañana Cristina Kirchner, desde la tribuna, vivada por el núcleo más duro del kirchnerismo; vaya a ensayar el discurso de una Presidenta que debe gobernar para todos y no sólo para los que coinciden con su pensamiento. El acto de mañana no debería realizarse porque los ánimos están muy caldeados y sólo va a contribuir a crispar más los ánimos. Pero el gobierno cree que el campo le está disputando el poder que Cristina Kirchner ganó con el inapelable resultado de las urnas. Es una mala lectura la que hace el gobierno. A tal punto es errónea, que a diferencia de cuando Néstor gobernaba, el frente oficial se muestra dividido y no como un bloque granítico de antaño. El campo se queja porque siente que le están confiscando una parte de sus ganancias cuando están a punto de cosechar, pero no están conspirando para tomar el poder y sólo quieren reglas de juego claras como cualquier inversor.
La Argentina es un país que atrasa, mientras en el mundo –y no necesariamente el desarrollado-, se discuten otros temas; aquí estamos peleando por quién se adueña de una plaza emblemática o de una ruta. La plaza de Cristina no es la plaza de Perón del ’45, a la que el pueblo se volcó con la esperanza de construir un país mejor. A la plaza de Cristina van sólo los que piensan igual, los que no disienten y están aferrados a los Kirchner por un puesto o una prebenda para ellos o para su grupo político. El gobierno mañana quiere hacer una demostración de poder, pero lo que hará es una demostración de debilidad e intolerancia.

Publicado en: CFK,Crisis del Campo,Política Nacional