La Presidenta Cristina Kirchner dijo: “Los argentinos están dispuestos a defender la Patria y el modelo”. La frase es contundente y refleja de manera brutal el pensamiento esencial del gobierno. Es decir, que bajo esta máxima toda aquel que se opone o cuestiona al modelo ataca está atacando la patria y poniendo en riesgo el bienestar de todos los argentinos. De esta manera, el modelo –que es implementado por un partido- tiene una relación simbiótica con la Patria, en un esquema donde el margen para el disenso es cada vez menor; es la lógica de lo absoluto. Sin lugar a dudas algo que nada tiene ver con la jerarquización de las instituciones que tanto ha pregonado el gobierno.
La Presidenta sigue transitando el camino de la crispación, señal que el kirchnerismo ha sentido el paro de 21 días del campo. Lapso en el cual el gobierno y la Presidenta protagonizaron una cadena de errores cuyas consecuencias pudieron haberse evitado. Mostraron lo peor del peronismo en aquella imagen de Luis D’Elía pegándole a un cacerolero en el Obelisco y dos días más tarde ocupando un lugar de privilegio detrás de Cristina Kirchner en uno de los cuatro discursos que pronunció para intentar desmoronar la protesta de los ruralistas. El mundo civilizado discute ideas pero decididamente no tolera a los violentos y mucho menos a los gobiernos que los apañan.
A diferencia de lo que ocurría en tiempos de Néstor Kirchner, cuando el oficialismo se mostraba como un bloque sólido e indestructible, el paro del campo ha mostrado fisuras en el elenco oficial. Varios gobernadores decidieron no “bajar” a Buenos Aires para el acto en Plaza de Mayo y algunos intendentes decididamente se mostraron en contra del gobierno. Comprendieron que darle la espalda a la protesta del campo implicaba horadar su propia base electoral, algo que desde la Casa de Gobierno es difícil de comprender. Las reglas del kirchnerismo son implacables y caerán con dureza sobre los “traidores”.
La oposición se mostró más ausente que nunca y volvió a demostrar que no tiene una agenda propia. Elisa Carrió fue la más enfática, aunque sus críticas cada vez son más fuertes, la opinión pública parece alejarse de sus postulados. Mauricio Macri fue muy tibio, especialmente si se tiene en cuenta que las cacerolas sonaron estruendosamente en la Capital. A la hora de ser ecuánimes hay que decir que la oposición también es responsable del debilitamiento institucional.
Los ruralistas actuaron con un buen “timing” político, decidieron abrir una tregua en el momento justo cuando el desabastecimiento comenzaba a golpear a hacerse sentir en las grandes ciudades. Extender la medida habría implicado ponerse gran parte de la opinión pública en contra que hasta ahora comprendía y apoyaba, en gran medida, sus reclamos. En definitiva era el escenario que el gobierno estaba esperando, y que probablemente le hubiera permitido meter una cuña en el frente agropecuario para separar a las entidades y debilitarlo. No fue así, el campo concedió una tregua de 30 días pero está dispuesto a volver a las rutas si no hay medidas concretas. La tregua servirá para que se llenen las góndolas, se descomprima la tensión y, tal vez, empezar a ensayar una solución. Claro, pero si la Patria es el modelo y quien ataca a uno ataca a la otra, será difícil discutir racionalmente porque el kirchnerismo siempre decide doblar la apuesta. Cueste lo que cueste.
La Presidenta sigue transitando el camino de la crispación, señal que el kirchnerismo ha sentido el paro de 21 días del campo. Lapso en el cual el gobierno y la Presidenta protagonizaron una cadena de errores cuyas consecuencias pudieron haberse evitado. Mostraron lo peor del peronismo en aquella imagen de Luis D’Elía pegándole a un cacerolero en el Obelisco y dos días más tarde ocupando un lugar de privilegio detrás de Cristina Kirchner en uno de los cuatro discursos que pronunció para intentar desmoronar la protesta de los ruralistas. El mundo civilizado discute ideas pero decididamente no tolera a los violentos y mucho menos a los gobiernos que los apañan.
A diferencia de lo que ocurría en tiempos de Néstor Kirchner, cuando el oficialismo se mostraba como un bloque sólido e indestructible, el paro del campo ha mostrado fisuras en el elenco oficial. Varios gobernadores decidieron no “bajar” a Buenos Aires para el acto en Plaza de Mayo y algunos intendentes decididamente se mostraron en contra del gobierno. Comprendieron que darle la espalda a la protesta del campo implicaba horadar su propia base electoral, algo que desde la Casa de Gobierno es difícil de comprender. Las reglas del kirchnerismo son implacables y caerán con dureza sobre los “traidores”.
La oposición se mostró más ausente que nunca y volvió a demostrar que no tiene una agenda propia. Elisa Carrió fue la más enfática, aunque sus críticas cada vez son más fuertes, la opinión pública parece alejarse de sus postulados. Mauricio Macri fue muy tibio, especialmente si se tiene en cuenta que las cacerolas sonaron estruendosamente en la Capital. A la hora de ser ecuánimes hay que decir que la oposición también es responsable del debilitamiento institucional.
Los ruralistas actuaron con un buen “timing” político, decidieron abrir una tregua en el momento justo cuando el desabastecimiento comenzaba a golpear a hacerse sentir en las grandes ciudades. Extender la medida habría implicado ponerse gran parte de la opinión pública en contra que hasta ahora comprendía y apoyaba, en gran medida, sus reclamos. En definitiva era el escenario que el gobierno estaba esperando, y que probablemente le hubiera permitido meter una cuña en el frente agropecuario para separar a las entidades y debilitarlo. No fue así, el campo concedió una tregua de 30 días pero está dispuesto a volver a las rutas si no hay medidas concretas. La tregua servirá para que se llenen las góndolas, se descomprima la tensión y, tal vez, empezar a ensayar una solución. Claro, pero si la Patria es el modelo y quien ataca a uno ataca a la otra, será difícil discutir racionalmente porque el kirchnerismo siempre decide doblar la apuesta. Cueste lo que cueste.
4 comentarios:
La presidente debería empezar a analizar que aunque ha sido elegida por la primera minoría ( y no por la abrumadora mayoría, como aduce) , hoy en día el porcentaje de "fieles adeptos" que apoyan sus diatribas difícilmente supere el 20% ; escenario algo difícil para un gobierno "nacional y popular". Mejor sería que empiece a actuar y dar señales convincentes para los que estamos el 80% anti-modelo o "anti-patria" , o los 3 y pico de años que nos quedan hasta que vuelva a su querido Calafate se nos van a hacer cuesta arriba.
Esteban
2 consideraciones: a) el pensamiento verdadero de la presidente es lo, dicho en el 1º discurso,dia 25/03.Lo dicho en los discursos posteriores fue una manera de calmar las aguas.-(Le costo mucho disimular).Ojo que ahora se viene la "vendetta".-
b)tantos errores del gobierno en 1 semana;no la estarán asesorando mal a proposito????
Un sector del gobierno no querra que restarle poder ????
Estos politicos son tan traicioneros que hasta el marido puede estar operando contra ella.
Yo creo que la presidente no esta bien ella y tambien mal asesorada.
Cuando una persona dice que gano por una gran mayoria esta cifra tiene que ser superior al resto de la poblacion que no la voto.
Despues el no hacerse cargo de sus promesas de INSTITUCIONALIDAD que tanto prometio, no esta bien y ahora querer hacernos creer que los que no pensamos como ella somo GOLPISTAS por favor.
Ahora nos toca el turno a todos los ciudadanos cuidar la democracia y no dejarnos apabullar por tanta crispacion . Tenemos que transitar 3 largos años en paz y luego veremos si aprendimos algo y votamos algo mejor dentro de lo poco que hay.
Norma de Don torcuato
En 100 dias descubrimos lo que Cristina ha hecho en 20 años en el congreso. NADA. Discursos grandielocuentes vacios de contenido y con muchos palos para los enemigos o adversarios.
Yo le diria a la presidenta que eso funcionaba en el congreso porque nadie la escuchaba, solo las100 o 200 personas del recinto. Y los que la votaban nunca evaluaban los resultados de su gestion porque nuestro sistema politico no lo permite.
La señora presidenta tiene que pensar que cuando le habla al microfono ahora la escuchan 45 millones de oidos atentos, de los cuales el 55% no la voto y ademas escuchan muchas personas influyentes de los 6000 millones de habitantes que tiene el mundo.
De manera que, Sra cristina, el precalentamiento termino y ud en vez de correr y preparar los musculos para la maraton, se corrio un pique de 100 metros llanos y para colmo se desgarro.
Ahora todo le va a resultar mucho mas dificil.
Quiero la democracia, quiero la estabilidad, quiero que ningun gobierno se vaya en helicoptero nunca mas.
Pero tambien quiero que no me traten como un estupido, que dejen de abusar de la gente indefensa para propositos politicos y que en lugar de pensar un proyecto de poder eterno, lo piensen solo para los 3 años y 265 dias que les quedan. Y si asi lo hicieren, todos veriamos felices, dentro de 30 años a esa presidente/a en los libros de historia, diciendo que en sus 4 años de gobierno que hizo el bien a su pueblo y murio humildemente sin haberse enriquecido en toda su gestion publica.
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