Siempre se dice que al peronismo no se lo puede analizar con la lupa de una ideología, porque es pragmático y opera en base a conseguir el poder o a mantenerlo. Las privatizaciones pueden ser el mejor ejemplo para demostrar esta regla no escrito pero siempre respetada. Juan Domingo Perón estatizó, pero cuando los fondos escasearon empezó a abrirle el juego al capital privado con los contratos petroleros a la Standard Oil. Carlos Menem fue el rey de las privatizaciones y cuando comenzó el proceso muchos lo criticaron diciendo que iba en contra de los preceptos básicos del legado del General.
El matrimonio Kirchner no se apartó de la línea, en los noventas fueron grandes lobbystas en pos de la privatización de YPF como declaró Eduardo Menem en Contrapunto por FM Identidad 92.1. Sin ir más lejos en 1992 Oscar Parrilli, Secretario General de la Presidencia y diputado por aquellos días, fue el miembro informante en favor de la privatización. Ahora Cristina Fernández de Kirchner lanzó la expropiación del paquete accionario de YPF en manos de Repsol y Carlos Menem en el Senado ya avisó que va a votar a favor. “Voy a ir a votar al recinto y voy a apoyar la estatización de YPF”, anuncia el Senador Carlos Menem, sin importar las críticas porque dice que “cambió el escenario”.
Kirchner y Menem siempre estuvieron de la misma vereda. Es el famoso pragmatismo del peronismo que hace que la Argentina se haya convertido en un país zigzagueante, contradictorio e impredecible. Los privatistas de ayer son los estatistas de hoy y en el futuro podrán volver a mutar si las condiciones lo ameritan. Siempre existirán aquellos que explican lo inexplicable, que creen erróneamente que con este procedimiento pueden borrar los hechos; que siempre tienen el mal gusto de aparecer para poner de relieve sus contradicciones. Los que aplaudieron la privatización son los mismos que hoy aplauden la estatización como si fuera un acto de liberación del imperialismo español. En ambos casos, Menem y Kirchner lo disfrazaron de una decisión estratégica en favor de la soberanía y del federalismo; ahora la Presidenta hace algo parecido pero en sentido contrario.
Eduardo Menem no quiere polemizar con la posición de su hermano, que en cualquier momento saldrá a criticar al menemismo y a la década de los noventa. “Yo creo que tiene que seguir siendo privada pero con un control estatal, que no es lo que se hizo en estos últimos 9 años. Al Gobierno se le ocurre esto ahora porque llegó a una situación de ahogo total de importar combustible. Se llega a esto porque dejaron que las empresas hagan lo que quieran. Cuando se privatiza, lo importante es el marco regulatorio del Estado. Ellos dejaron de controlar y metieron amigos en la empresa como los Eskenazi. Qué garantía tenemos de que el Estado, que no pudo controlar vaya a ser mejor para gestionar?”, declara el ex senador, que curiosamente critica al kirchnerismo con los mismos argumentos que se criticaba las privatizaciones impulsadas por su hermano: la falta de control estatal. Al menos el hermano Eduardo se mantiene coherente con su pensamiento de aquellos días.
Néstor Kirchner gritaba en sus discursos que él no tenía nada que ver con el menemismo entreguista. “Cuando la Presidenta dice que a Kirchner le hubiera gustado recuperar la soberanía de YPF, hay que recordar que Kirchner fue uno de los que vendió las acciones de YPF e hizo una buena diferencia. Las compró a 19 dólares y las vendió a 41, y después se llevó la plata. Si realmente hubiera tenido esa intención se hubiera quedado con las acciones”, recuerda Eduardo Menem.
Domingo Cavallo fue quien le aconsejó a Néstor Kirchner que compara acciones de YPF, porque iba a ser un excelente negocio. Cavallo no se equivocó y Néstor amasó una pequeña fortuna que sacó del país y que todavía es origen de muchas polémicas.
“El error de Repsol era que no invertía en Argentina. sacó todas las ganancias fuera del país y por eso estamos así”. No es Axel Kicillof el que habla o algún funcionario del gobierno, aunque estas palabras bien podrían estar en boca de alguno de ellos. Es Carlos Menem que justifica su voto positivo a la expropiación de YPF. Un pequeño detalle, fue Carlos Menem que en 1999 le vendió YPF a Repsol y Kirchner también le vendió el 5 por ciento de las acciones que tenía Santa Cruz.
YPF es un gran ejemplo de contradicción, hipocresía, falsa ideología e imprevisibilidad que trasuntan otros campos también. A lo largo de su historia la Argentina ha ido de fracaso en fracaso, las privatizaciones y las estatizaciones también son prueba de ello porque nunca se persigue un fin genuino ni se toma una decisión estratégica en serio. No hay un rumbo de fondo, no lo tuvo el menemismo tampoco el kirchnerismo. Pero hay algo que es constante el empobrecimiento del país, mientras tanto todos aplauden, los mismo aplauden y el pueblo sigue comprando espejitos de colores que esta vez no los venden los españoles sino esos “conchetos” que invierten en Puerto Madero.
0 comentarios:
Publicar un comentario