Una de las habilidades que le reconocen a Daniel Scioli es su capacidad de supervivencia política. Desde que llegó a la política de la mano de Carlos Menem, siempre estuvo al lado de quien detentó el poder pero con los reflejos ágiles como para no quedar pegado. Esta estrategia le permitió siempre evadir el ostracismo político que sufrieron sus eventuales jefes políticos cada vez que perdieron los favores del poder. Estuvo con Menem pero no se lo considera un menemista, supo acompañar a Eduardo Duhalde pero nadie lo etiqueta como duhaldista y ahora ha comenzado el proceso de despegarse de Néstor Kirchner para que cuando el ex presidente definitivamente quede sepultado políticamente, nadie lo considere un kirchnerista.
Kirchner lo pegó a su fallido proyecto electoral de junio, Scioli lo acompañó obediente recorriendo el conurbano y asumiendo –disciplinado- su candidatura testimonial. Kirchner perdió e hizo con Scioli lo que intentó hacer en la nación luego de la derrota en el Senado de la Resolución 125 le tiró el partido por la cabeza. El plan de fuga de Kirchner se completa explicando su derrota como una víctima de la vieja política, que tratándose de la provincia de Buenos Aires no es ni más ni menos que una acusación directa a los intendentes. Esos oscuros señores cuyas ansias de permanecer en el poder jamás están saciadas, y como Scioli, demuestran un nivel de pragmatismo superlativo para mudar de lealtades. Kirchner se equivocó si los podía controlar tomándolos de rehenes con el corset de las candidaturas testimoniales, y no tomó nota que se trataba de los mismos dirigentes que en su momento juraron fidelidad a Menem y a Duhalde; a quienes abandonaron para jurarle obediencia debida a él mismo.
Daniel Scioli no erró en el cálculo y entendió rápidamente que si quería conservar el poder luego de la derrota y asegurarse la gobernabilidad debía abrirles el juego. Por eso decidió comenzar el divorcio de Néstor Kirchner, que todavía sigue rumiando el odio de la traición. Rápido de reflejos, el gobernador decidió ubicar a dos intendentes del conurbano en su gabinete. Así, mientras Kirchner ahora rehúye de ese aparato que lo hizo Presidente, que permitió que congelara la vida política de Duhalde y que posibilitó que CFK fuera su sucesora; Scioli entendió más rápido que tarde que paria no ser arrastrado por la ola de la derrota debía recostarse sobre él. Por esta razón llegan a su gabinete Baldomero Alvarez de Olivera y Alberto Descalzo, intendentes de Avellaneda y de Ituzaingó respectivamente. A ellos Scioli les entrega dos áreas estratégicas: Desarrollo Social y Obras Públicas, los dos ministerios que más presupuesto tienen y que les permitirá a los Barones del Conurbano seguir afianzando su poder.
3 comentarios:
Su comentario, MARTÍN, demuestra perspicacia y conocimiento. Estoy de acuerdo con su visión del tema, aunque lo que en el futuro haga Kirchner es totalmente impredecible.
Slds. Juan Carlos
Hola Martín...
Esta vez no estoy de acuerdo con tu visión sobre Scioli.
El tipo está super escrachado y todo el mundo sabe que estuvo con Menem, Duhalde y Kirchner sucesivamente, y mañana nadie sabe a las ordenes de quién estará.
Todos vimos cuando el matrimonio presidencial lo puso en penitencia tras fracasar su intento de hacer "la gran Cobos".
Luego lo vimos interpretar el triste papel de chirolita del candidato Kirchner, y no sabemos en cuantos otros papeles vergonzosos lo veremos en el futuro.
Si alguien puede calificar a ese espécimen como un tipo hábil y digno de un mínimo respeto, será únicamente porque la Argentina es un país excesivamente generoso, que se dirige a todo vapor hacia su encuentro con "su" iceberg, como un Titanic modelo 2009.
En cuanto a los comentarios sobre el pinguino, me parecen acertados.
Saludos.
Si el sistema político-institucional argentino fuese parlamentario -como en Canadá y casi toda la Unión Europea- la pérdida de las elecciones legislativas de medio término, sumado a una importante caída en su credibilidad, obligaría al gobierno de turno a solicitar un voto de confianza del Congreso, y en caso de no lograrlo, se vería obligado a llamar a elecciones anticipadas.
¡¡Cuántos problemas nos ahorraríamos, si tuviéramos un sistema asi!!... ¿Verdad?
Saludos.
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