9 de noviembre de 2007

SE PUDRIO TODO

Sorpresivamente, el Presidente uruguayo Ricardo Tabaré Vázquez abrazó a Néstor Kirchner en la comida de agasajo a los 22 jefes de estado ofrecida por el gobierno chileno, país anfitrión de la Cumbre Iberoamérica. El Presidente argentino no podía negarse a hacer un desplante en medio de todos. “Un río no puede separarnos fue la frase del mandatario de Uruguay. A las pocas se conocería la decisión del gobierno oriental de autorizar la puesta en marcha de Botnia, que en un principio estaba prevista para después de la Cumbre, con el fin de no poner en una situación incómada al rey español Juan Carlos, mediador en el conflicto.
El conflicto escaló y los pocos logros que había conseguido el “facilitador” Yañez Barnuevo se diluyeron rápidamente.
Ayer Kirchner había dado un gesto de apoyo a los asambleístas que fueron hasta Santiago a hacer escuchar su reclamo, y en ese hecho habría que buscar las razones de la decisión de Tabaré para apurar la autorización de Botnia. Al menos eso fue lo que trascendió del diálogo que el uruguayo mantuvo hoy con Juan Carlos, a modo de explicación cuando el monarca le reprochó la medida.
Si bien es cierto que el breve encuentro de Kirchner con la delegación de asambleístas pudo haber molestado a Tabaré, las decisiones que tomó en Chile se parecen más a una sobreactuación y a una demostración de fuerza que a una medida reflexiva propia de un estadista. Uruguay quedó en “off side” y es evidente que su Presidente no ha sopesado de manera equilibrada las declaraciones que ha formulado Cristina Kirchner desde que fue consagrada President(A) electa. No se puede negar que la senadora había tenido gestos de distensión. Sin embargo, ahora es probable que deba volver sobre sus pasos. Paradójicamente, Tabaré les dio aire a los asambleístas para que sigan adelante con el ya eterno corte del puente. El gobierno argentino que parecía alejarse de ellos en las últimas semanas, probablemente vuelva a tener algún gesto de comprensión; tal vez un poco más significativo que el de Kirchner en la embajada argentina en Santiago.
La Argentina llamó al embajador uruguayo y le entregó una carta protestando por la decisión, Uruguay respondió ordenando un corte sobre el corte (cerrando la frontera en Fray Bentos) y Kirchner le pidió disculpas al Rey y acusó de “incomprensión” a su par uruguayo. ¿Es el fin de esta escalada diplomática o son sus primeros capítulos?
Hoy, Kirchner y Vázquez se cruzaron en un pasillo y el diálogo muestra la tensión entre ambos. “La verdad estuviste muy mal, le diste una puñalada, no a mí sino a todo el pueblo argentino”, disparó Kirchner mientras el uruguayo intentaba ensayar una explicación que Uruguay es un país pequeño. “No vengas a victimizarte, haber hecho esto, esta puesta en escena, es una falta de respeto; me tomaste el pelo”, replicó con dureza el mandatario argentino.
Es claro que Uruguay siguió poniendo en práctica su estrategia de hechos consumados, pero también es cierto que el grado de deterioro de las relaciones se ha incrementado. El papel del gobierno español en medio de la controversia quedó deslucido, y a esta altura, el rey debe mirar a ambos presidentes como dos chicos díscolos. Es obvio, que se perdió una buena oportunidad para empezar a recorrer el fin de las frías relaciones entre ambos gobiernos, y no va a ser fácil volver la situación al punto que se encontraba antes de la Cumbre.

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