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Estoy en Neuquén y hoy saliendo de su capital me encontré, de pronto, en el lugar exacto donde fue asesinado el maestro Carlos Fuentealba. De inmediato frené y traté de imaginarme cómo fue todo aquello, en el mismo lugar donde hoy pasaban autos y camiones indeferentes, Fuentealba se econtró cara a cara con la muerte luego que un policía le disparara por la espalda.
El viento en Neuquén sopla inclemente y sin tregua, en el lugar hay un mastil sin bandera. Tal vez, lo que haya querido ser un memorial hoy se encuentra olvidado e ignorado, pero allí está el lugar donde el maestro dio su última clase. Estas líneas y la foto que ilustra este posteo intenta ser un modesto homenaje en su memoria.
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