La situación política en Córdoba amenaza con convertirse en un escándalo a medida que pasan las horas. Desde el gobierno nacional ni un solo funcionario se atrevió a ensayar una explicación, ni siquiera Aníbal Fernández, siempre dispuesto a opinar sobre cualquier cosa; ni que hablar de la candidata del oficialismo –quien como en otras oportunidades-, prefiere referirse a temas más filosóficos.
Sin lugar a dudas, el voto popular es la demostración más palmaria de la vigencia del sistema democrático. Voto, urna, democracia son prácticamente sinónimos y en Córdoba justamente lo que está en tela de juicio es el respeto de la voluntad popular. Desde hace el domingo suena la palabra más temible: fraude. Ahora bien, la cuestión es sumamente seria y es importante ser muy cautos a la hora de opinar. Hasta ahora no hay pruebas concretas que en Córdoba haya habido, pero también es cierto que hay una serie de hechos objetivos, que puestos analizados en su conjunto, generan no pocas sospechas de irregularidades: 1) A los pocos minutos de cerrar los comicios, Juan Schiaretti se proclamó ganador por 7 puntos, más tarde por 3 y más tarde aún por 40.000 votos; 2) Olga Ruitort, que se presentó como candidata a intendente de la ciudad de Córdoba, obtuvo 600 votos para gobernadora; 3) hay 30.000 votos recurridos y 6.000 impugnados (una cantidad más que importante si se tiene en cuenta que el oficialismo sostiene que Schiaritti se impuso por 14.000 votos); 4) el escrutinio duró 18 horas, cuando en Santa Fé, con una cantidad similar de habitantes y donde se votaba para los mismos cargos, el recuento llevó algo más de cinco horas; 5) claramente se manipuló la información mostrando a las diez de la noche, cuando recién aparecieron los primeros datos oficiales que Schiaritti se imponía por más de 40 puntos. Algo insólito, donde las urnas más alejadas del correo llegaban más rápido que las que estaban más cerca, es decir las de la capital provincial. 6) Habría 127 mesas virtuales, que significa que existen actas pero ellas no tienen un correlato con una urna llena de votos. 7) A las 3 de la mañana cuando Luis Juez había superado a Schiaritti, se ordenó a los fiscales de los partidos y a los medios que se retiraran del lugar en donde se llevaba a cabo el escrutinio. 8) Hay unas 100 urnas que no fueron abiertas. 8) A las 10 de la mañana del lunes se anunció que Juan Schiaritti había ganado por 17.000 votos. 9) El compañero de fórmula de Luis Juez, denunció en Contrapunto que “no saben donde están las urnas”.
Es cierto que hasta ahora no podemos hablar de fraude porque no hay ningún elemento lo suficientemente sólido para sostener una acusación semejante, pero todos estos hechos que acabamos de enumerar hacen que las sospechas crezcan hora tras hora.
Luis Juez, quien nos tiene acostumbrados a un estilo visceral, se ha convertido en un dirigente medido y equilibrado; que sólo está pidiendo algo más que razonable: contar los votos. Juan Schiaritti, que ha desaparecido de los lugares que solía frecuentar, debería acompañar este pedido de su adversario. Algo debe quedar bien claro, no hay que ahorrar recursos ni medios para garantizar la decisión del pueblo cordobés, porque aunque todavía no hayamos tomado conciencia, estamos a punto de cruzar una línea de la que va a ser difícil volver. Es más que extraño que “los voceros de siempre” del gobierno, siempre tan dispuestos a opinar de todo, estén en silencio. Cristina candidata, tan preocupada por que la llamen presidenta y no presidente (reduciendo la profunda problemática de la igualdad de género a un tema propio de alta peluquería), no ha dicho nada al respecto. Ni una palabra. Así, con estas actitudes, es difícil de creer que si ella gana jerarquice las instituciones.
Sin lugar a dudas, el voto popular es la demostración más palmaria de la vigencia del sistema democrático. Voto, urna, democracia son prácticamente sinónimos y en Córdoba justamente lo que está en tela de juicio es el respeto de la voluntad popular. Desde hace el domingo suena la palabra más temible: fraude. Ahora bien, la cuestión es sumamente seria y es importante ser muy cautos a la hora de opinar. Hasta ahora no hay pruebas concretas que en Córdoba haya habido, pero también es cierto que hay una serie de hechos objetivos, que puestos analizados en su conjunto, generan no pocas sospechas de irregularidades: 1) A los pocos minutos de cerrar los comicios, Juan Schiaretti se proclamó ganador por 7 puntos, más tarde por 3 y más tarde aún por 40.000 votos; 2) Olga Ruitort, que se presentó como candidata a intendente de la ciudad de Córdoba, obtuvo 600 votos para gobernadora; 3) hay 30.000 votos recurridos y 6.000 impugnados (una cantidad más que importante si se tiene en cuenta que el oficialismo sostiene que Schiaritti se impuso por 14.000 votos); 4) el escrutinio duró 18 horas, cuando en Santa Fé, con una cantidad similar de habitantes y donde se votaba para los mismos cargos, el recuento llevó algo más de cinco horas; 5) claramente se manipuló la información mostrando a las diez de la noche, cuando recién aparecieron los primeros datos oficiales que Schiaritti se imponía por más de 40 puntos. Algo insólito, donde las urnas más alejadas del correo llegaban más rápido que las que estaban más cerca, es decir las de la capital provincial. 6) Habría 127 mesas virtuales, que significa que existen actas pero ellas no tienen un correlato con una urna llena de votos. 7) A las 3 de la mañana cuando Luis Juez había superado a Schiaritti, se ordenó a los fiscales de los partidos y a los medios que se retiraran del lugar en donde se llevaba a cabo el escrutinio. 8) Hay unas 100 urnas que no fueron abiertas. 8) A las 10 de la mañana del lunes se anunció que Juan Schiaritti había ganado por 17.000 votos. 9) El compañero de fórmula de Luis Juez, denunció en Contrapunto que “no saben donde están las urnas”.
Es cierto que hasta ahora no podemos hablar de fraude porque no hay ningún elemento lo suficientemente sólido para sostener una acusación semejante, pero todos estos hechos que acabamos de enumerar hacen que las sospechas crezcan hora tras hora.
Luis Juez, quien nos tiene acostumbrados a un estilo visceral, se ha convertido en un dirigente medido y equilibrado; que sólo está pidiendo algo más que razonable: contar los votos. Juan Schiaritti, que ha desaparecido de los lugares que solía frecuentar, debería acompañar este pedido de su adversario. Algo debe quedar bien claro, no hay que ahorrar recursos ni medios para garantizar la decisión del pueblo cordobés, porque aunque todavía no hayamos tomado conciencia, estamos a punto de cruzar una línea de la que va a ser difícil volver. Es más que extraño que “los voceros de siempre” del gobierno, siempre tan dispuestos a opinar de todo, estén en silencio. Cristina candidata, tan preocupada por que la llamen presidenta y no presidente (reduciendo la profunda problemática de la igualdad de género a un tema propio de alta peluquería), no ha dicho nada al respecto. Ni una palabra. Así, con estas actitudes, es difícil de creer que si ella gana jerarquice las instituciones.
2 comentarios:
Después de haber escuchado su editorial, me surgen las siguientes reflexiones:
1)Juez asegura de manera temeraria que hubo fraude a partir solo de encuestas de boca de urna. Es serio esto como para plantear una denuncia de este tipo?
2)No se preocupe en dejar sospechas al gobierno nacional, porque las 2 fracciones en disputa son K
3)No intente disimular su antikirchnerismo porque es en vano.K debe estar haciendo cosas buenas para provocar tanta reacción de grupos como la sociedad rural, la iglesia o la corporación periodistica que ud. representa. Admito que la gente como ud en cierto modo a evolucionado. Antes pintaban en las paredes "Viva el cancer", ahora al menos se muestran un poquito más evolucionados.
Claudio
Estimado Martín
Habiendo escuchado ayer su conversación telefónica con un diputado jefe de campaña de Schiaretti, descubrí que pese a los años que lo sigo en radio no lo conocía. Independientemente de quien tenga la razón en el tema electoral, su poscición (la de MP, uno de mis periodistas preferidos) era la de un necio que no entendía el contenido de la ley electoral de Córdoba y prefería infringirla basado en el sentido común. Malos días tenemos todos, ojalá haya sido solo eso y pueda seguir disfrutando de su acertada opinión en el futuro.
Alejandro
Publicar un comentario