Los dirigentes del kirchnerismo sostienen que un hipotético gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, implicará una jerarquización de las instituciones, una apertura de la Argentina al mundo y varias reformas de fondo en temas como salud e impuestos. Cuestiones que el Presidente habría tenido que dejar de lado debido a la emergencia que atravesaba la Argentina producto de la crisis del 2001.
Sin embargo, es extraño pensar que una dirigente que ha jugado un rol clave en numerosas decisiones del gobierno, varias de ellas cuestionables, sea la misma que una vez consagrada presidente vaya a fortalecer los pilares republicanos del país. Como ejemplo, vale recordar la enfática defensa de la senadora de la reforma de la composición del Concejo de la Magistratura y de los super poderes otorgados a Alberto Fernández para reasignar las partidas presupuestarias a su mejor saber y entender. Vamos a convenir que ambas decisiones no han ayudado demasiado a jerarquizar las instituciones y a respetar la división de poderes. Al igual que su marido, la senadora no ha tenido reparos en atacar al periodismo y en su visita a España los colegas argentinos fueron discriminados en un encuentro que tuvo la candidata con periodistas extranjeros. Parece impensable imaginar a Cristina enfriando las relaciones carnales con Venezuela o regularizando el INDEC para tenga más transparencia, cuando en España prácticamente afirmó que se trataba de una política de estado.
En su discurso en Berazategui, Cristina candidata dijo sentirse identificada con la Evita del puño crispado mientras, contradictoriamente, sostenía que convocaba a todos los argentinos a sumarse al proyecto. Nadie que tiene el puño crispado puede tenderle la mano al prójimo, es una imposibilidad física no política, pero su expresión marca una actitud. Sin lugar a dudas, hubiera sido más constructivo que Cristina se identificara con la Evita de la mano abierta pero al igual que su marido, la candidata tiene la concepción que la política es sinónimo de estar en guerra permanentemente. Siempre hay que estar en campaña, siempre hay que identificar a un enemigo para fustigar, siempre hay una conspiración en un curso; porque lo importante es mantener “el combate perpetuo”.
Sí, Cristina es Kirchner y su posible llegada al poder difícilmente se trate de un cambio en el proceso político, se trata de una reelección y de un cambio de roles de las mismas personas que ostentan el poder desde el 2003. Por supuesto, que habrá cambio de ministros y de funcionarios de segundas y terceras líneas; pero las políticas de fondo y los estilos muy probablemente sigan como hasta ahora. Sin embargo, hay que ser justos, porque ese estilo y este rumbo político y económico parece que hasta hoy es lo que prefieren la mayoría de los argentinos. No hay que olvidar que si la senadora se convierte en Presidente, será porque la mayoría de la sociedad la entronizó en ese cargo.
Sin embargo, es extraño pensar que una dirigente que ha jugado un rol clave en numerosas decisiones del gobierno, varias de ellas cuestionables, sea la misma que una vez consagrada presidente vaya a fortalecer los pilares republicanos del país. Como ejemplo, vale recordar la enfática defensa de la senadora de la reforma de la composición del Concejo de la Magistratura y de los super poderes otorgados a Alberto Fernández para reasignar las partidas presupuestarias a su mejor saber y entender. Vamos a convenir que ambas decisiones no han ayudado demasiado a jerarquizar las instituciones y a respetar la división de poderes. Al igual que su marido, la senadora no ha tenido reparos en atacar al periodismo y en su visita a España los colegas argentinos fueron discriminados en un encuentro que tuvo la candidata con periodistas extranjeros. Parece impensable imaginar a Cristina enfriando las relaciones carnales con Venezuela o regularizando el INDEC para tenga más transparencia, cuando en España prácticamente afirmó que se trataba de una política de estado.
En su discurso en Berazategui, Cristina candidata dijo sentirse identificada con la Evita del puño crispado mientras, contradictoriamente, sostenía que convocaba a todos los argentinos a sumarse al proyecto. Nadie que tiene el puño crispado puede tenderle la mano al prójimo, es una imposibilidad física no política, pero su expresión marca una actitud. Sin lugar a dudas, hubiera sido más constructivo que Cristina se identificara con la Evita de la mano abierta pero al igual que su marido, la candidata tiene la concepción que la política es sinónimo de estar en guerra permanentemente. Siempre hay que estar en campaña, siempre hay que identificar a un enemigo para fustigar, siempre hay una conspiración en un curso; porque lo importante es mantener “el combate perpetuo”.
Sí, Cristina es Kirchner y su posible llegada al poder difícilmente se trate de un cambio en el proceso político, se trata de una reelección y de un cambio de roles de las mismas personas que ostentan el poder desde el 2003. Por supuesto, que habrá cambio de ministros y de funcionarios de segundas y terceras líneas; pero las políticas de fondo y los estilos muy probablemente sigan como hasta ahora. Sin embargo, hay que ser justos, porque ese estilo y este rumbo político y económico parece que hasta hoy es lo que prefieren la mayoría de los argentinos. No hay que olvidar que si la senadora se convierte en Presidente, será porque la mayoría de la sociedad la entronizó en ese cargo.
4 comentarios:
Simplemente, excelente!
muchas personas votaron por la reeleccion de Menem pensando que en el segundo periodo le tocaba el turno al aspecto social, cuando habia sido el responsable de parte del retroceso. ¿Por que no podemos votar a CFK pensando que ella va mejorar la situacion institucional del pais?
Como bien mencionas, ella propuso y defendio el proyecto de reforma del consejo de la magistratura, pero no lo voto. ¿que nos dice eso?
Tambien presento (y voto) otros dos proyectos importantes: la reduccion de los miembros de la corte y la revision por parte del congreso de los decretos del poder ejecutivo (pendiente desde 1994).
¿no habla con la prensa nacional? tal vez ahi estara el cambio que tanto mencionan.
Martín: En general estoy muy de acuerdo con vos. Para que la Sra. Kirchner se sienta identificada con Evita, la de la mano abierta, la de la mano tendida, bueno...primero tendría que tener convicciones de sentirse igual al otro, ser capaz de mirarlo a los ojos, ser cálida, sobre todo franca, de escucharlo, de respetarlo, en fin, todo esto no lo he visto en todos estos años, al contrario, la imagen es: de soberbia, de altanería, algo así como "yo, la mejor de todos". Y como decís vos Martín, Cristina es Kirchner, con todo lo que eso significa. Es posible que la Senadora llegue a ser Presidente, pero con muchas dificultades.
Gracias y saludos.
Martín, coincido con lo que dijo ayer en tu programa Jorge Asís, en lo que respecta a la cobarde actitud del marido, de traspasarle a la mujer los problemas originados en su falta de idoneidad para administrar el país y que ella deberá resolver, si es que puede.
Un abrazo!
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