15 de noviembre de 2007

POR AHORA GANO LA CONTINUIDAD

La primera gran pregunta que nos sugiere la integración del gabinete que acompañará a Cristina Kirchner, es dónde quedaron el cambio y la Concertación. Sí, es cierto hay caras nuevas como la de Martín Lousteau –la nueva estrella que brilla sobre Argentina-, Lino Barañao, titular del nuevo Ministerio de Ciencia y Tecnología, y Florencio Randazzo que llegará a un Ministerio del Interior desguasado. Pero nada más. La Concertación, asimilada en no pocas oportunidades a su versión Classic –la Concertación Chilena- y blandida hasta el cansancio en los discursos de campaña no se ve reflejada en la composición del gabinete. Raro, siendo que CFK la consideraba una herramienta indispensable para su gobierno y no hay un mejor lugar para mostrarla que en el armado de los ministerios. Tal vez haya pasado como con las inversiones chinas. Así, hasta ahora la Concertación quedó sintetizada en la figura de Julio Cobos. ¿Quién? Cobos, el vicepresidente. Ah, cierto. ¿Alguien sabe dónde está? Eso no importa, no es tema de este artículo.
En el mes de Julio escribí en este blog una nota que llevaba por título “La Reelección”, en donde planteaba que cuando se analizan procesos políticos era muy importante detenerse en los mecanismos para determinar su continuidad o no. Si bien las personas son importantes porque reflejan, como ejecutores, esa continuidad o cambio; lo más relevante era indagar sus procesos de toma de decisión. Así, más allá de detenernos en los nombres propios y en lo que ellos representan, cosa que por supuesto no se debe dejar de lado, es crucial prestar atención a la arquitectura del poder. Al igual que ahora, ese núcleo está formado por Alberto Fernández, Julio De Vido y Carlos Zanini; y por supuesto Néstor Kirchner, que a partir del 10 de diciembre intercalará sus horas en el café literario con el monitoreo diario de la economía. Por esta razón, es más importante ver quién se queda en el gobierno más analizar quiénes llegan.
La permanencia de estas tres espadas presagia, sin lugar a dudas, que los mecanismos de toma de decisión y construcción de poder permanecerán inalterables en los inicios del gobierno de Cristina. Es cierto que Alberto Fernández expandió su área de influencia con las incorporaciones de Randazzo, Lousteau y Ocaña; pero De Vido –a quien se lo consideraba un muerto político- permanecerá ocupando el que sigue siendo el ministerio más poderoso y rico de la Argentina. Es cierto que puede ver mermado su poder político con las eventuales salidas de Ricardo Jaime y Guillermo Moreno, pero el sólo hecho que haya sido asegurada su continuidad ministerial es un triunfo resonante. Aunque suene redundante es obvio que, Alberto Fernández, no ha tenido éxito hasta el momento en alejarlo de la primera fila del poder. No hay que olvidarse que una de las banderas enarboladas durante la campaña fue que Cristina iba a jerarquizar y fortalecer las instituciones, que debido a que como su marido había tenido que sacar a la Argentina del infierno éstas se deterioraron como una especie de efecto no deseado. Pero más allá de esto, es difícil de creer que se quiera fortalecer las instituciones y librar un combate perpetuo a la corrupción con un ministro que está en el centro de las sospechas de los escándalos más resonantes que estallaron durante el kirchnerismo. La Valija de Antonini Wilson, Skanska y los subsidios a las empresas de transportes; son todos episodios que pusieron a De Vido en el centro de la escena y motivaron la cesantía de varios funcionarios bajo sus órdenes. Las señales y las apariencias en política a veces tienen más importancia que los hechos mismos y en este caso ganó la continuidad.
La figura del momento se llama Martín Lousteau y desde ayer no para de recibir felicitaciones, de las que a veces hay que preocuparse más que de las críticas. Todo bien, pero no era el principal candidato para hacerse cargo del Ministerio de Economía. La apuesta era la continuidad de Peyrano, que decidió hacerse a un lado porque no lo dejaban controlar la totalidad de su ministerio; es decir no podía meterse en el INDEC, que como todos sabemos está intervenido de hecho por Guillermo Moreno, a quien lo banca De Vido, y que la tiene re grande según pueden consignar no pocos empresarios. ¿El INDEC seguirá dentro de la órbita del Ministerio de Economía? ¿Lousteau podrá controlarlo si sigue dentro del organigrama de su ministerio? ¿Deberá reportarse con Cristina o con Kirchner (Néstor)? Son algunas de las preguntas cuyas respuestas surgirán a medida que pase el tiempo, pero a las que alude Roberto Lavagna cuando se duda sobre qué margen de maniobra tendrá el nuevo ministro.
Por suerte, Aníbal Fernández sigue siendo ministro y seguramente continuará compartiendo con nosotros sus análisis políticos con el elevado leguaje académico que lo caracteriza. Se muda del Ministerio del interior al de justicia y derechos humanos, que ahora también se encargará de seguridad. Es decir que se lleva a la Federal, la Gendarmería, la Prefectura y la Policía de Seguridad Aeroportuaria. Además, también controlará el Servicio Penitenciario Federal, al lado del cual la Bonaerense parece un grupo de voluntarios de Amnesty.
Aníbal, a quien los supuestos conocedores del poder daban por excluido del próximo gobierno, incluso él mismo pensaba que no seguía, no sólo se queda sino que ahora tiene una cartera más grande. Dicen que los Estados Unidos dejaron entrever que estaban muy conformes con la lucha contra el narcotráfico desplegada por el quilmeño, y veían con buenos ojos que siguiera al frente de las fuerzas federales. Está bien, los norteamericanos estarán conformes pero acá la inseguridad dejó de ser una sensación hace un tiempo. Para la secretaría de seguridad suena Marcelo Saín, hoy al frente de la Policía de Seguridad Aeroportuaría. Y pensar que Aníbal había amagado con retirarse a la vida privada.
En reemplazo de Fernández llega a Interior Florencio Randazzo, actual Ministro de Gobierno de Felipe Solá. En otras épocas, el Ministerio del Interior era, junto con el de Economía, el ministerio más fuerte del país. Pero ahora ha sido reducido a su mínima expresión. Ya no contará con las fuerzas de seguridad que se las lleva Aníbal a Justicia y la relación entre el gobierno y las provincias pasa por Alberto Fernández. Así, no está claro que va a hacer Florencio allí.
A pesar de que se le estrellen los aviones, las torres de control hayan brillado por su ausencia durante varios meses, se le incendie el rompehielos y se haya descubierto una sospechosa exportación de piezas de fusiles a los Estados Unidos, que nos trae el vivo recuerdo del tráfico de armas en tiempos de Carlos Menem, Nilda Garré seguirá al frente del Ministerio de Defensa. Un verdadero misterio de la política contemporánea. Siempre se había hablado que la senadora Marita Perceval, actual presidenta de la Comisión de Defensa de la Cámara de Senadores, ocuparía ese lugar pero dicen que en la interna mendocina perdió y se quedó afuera del gobierno. Es más, dicen que se lleva muy mal con Cobos y por eso fue vetada. Raro porque Cobos no parece una pieza lo suficientemente importante como para andar por la vida alegremente volteando ministeriables.
En Cuba, Graciela Ocaña se enteró que reemplazará a Ginés González García que a partir del 10 de diciembre se convertirá en un mero legislador porteño. No son pocos los que dicen que así, el gobierno de Cristina se pierde un excelente sanitarista, pero que su vuelo propio y su alto perfil lo dejaron afuera. Sin embargo, no hay que dejar de lado que Graciela Ocaña hizo una prolija gestión en el PAMI, a tal punto que Elisa Carrió había declarado que si llegaba a la presidencia tenía decidido conservarla. Además, Ocaña fue una de las primeras dirigentes en apoyar la candidatura de Cristina Kirchner, tiene un diálogo muy fluido con Alberto Fernández y su peso político se confirmó cuando sugirió a Carlos Heller como compañero de fórmula de Daniel Filmus en las elecciones por la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.
Ocaña tuvo que resistir los embates de Ginés para que el PAMI estuviera bajo la órbita de Ministerio de Salud, una apetencia de todo ministro de salud debido al poder político y económico que significa manejar esa obra social. Es de esperar que ahora estas tensiones entre el PAMI y el Ministerio de Salud desaparezcan. No menos importante será saber quién reemplazará a Ocaña en su actual cargo, designación en la que la flamante ministro tendrá su impronta.
La decisión de crear un Ministerio de Ciencia y Tecnología, es por cierto lo verdaderamente novedoso del gabinete de Cristina. A diferencia de lo que sucede con la permanencia en el gobierno de Julio De Vido, que implica una señal negativa, esta decisión implica el punta pie inicial para intentar esbozar un proyecto estratégico de país. Sin embargo, ahora habrá que ver si la nueva cartera tiene verdadero contenido y presupuesto o sólo se trata de una declamación políticamente correcta. Si esto te hace acordar a la Concertación y al fortalecimiento de las instituciones, vamos bien. El futuro ministro, Lino Barañao, cuenta con las mejores referencias del mundo científico y académico y –paradójicamente- fue uno de los científicos al que el inefable Domingo Cavallo mandó a lavar los platos. Tal vez, con la creación de este ministerio, si verdaderamente se lo concibe como un puntal estratégico para el país, sea posible recuperar toda esa capacidad que describe Pino Solanas en su película Argentina Latente y volver a ser el país que fuimos.
La continuidad de Carlos Tomada en Trabajo es un acierto, aunque una vez más se frustra a aquellos lo votaron para que ocupara una banca de diputado. Una digresión: No se debería permitir que un candidato que fue elegido para ocupar un cargo, ni siquiera lo asuma. Esto directamente es un engaño al electorado y este gobierno prácticamente ha institucionalizado esta práctica. Volviendo a Carlos Tomada, no cabe duda que los gremios hicieron sentir su voz –convengamos que últimamente la hacen sentir bastantes y de lo contrario usan otros métodos- para que el ministro siga allí.
El resto de los cargos acentúa la continuidad entre el gobierno que se va y el que viene. Es claro, que Cristina le dio prioridad al esquema de poder puesto en práctica por su marido en detrimento del cambio; al menos para transitar la primera parte de su gobierno. El 10 de diciembre empieza la continuidad, para el cambio habrá que esperar. ¿Llegará?

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4 comentarios:

Martín, en el gobierno lo único que cambiará será el titular del poder ejecutivo. Desearía equivocarme.

Saludos!

Martin,

El principal problema que va a tener que enfrentar Lousteau es De Vido. Sin lugar a dudas, porque no es una variable como la inflación o la tasa de interés, es alguien que a Lavagna le costó el puesto de trabajo. Otra cosa, que nada tiene que ver con esto: ¿Viste la película Los Intocables?

Saludos,

Matías, de San Justo.

SI MARTIN SE DE QUE SE TRATA EL PACTO SOCIAL:

ACUMULACION DE PODER

Tema: Moyano-Gobierno.

La parte del gobierno que todavía guarda raíces peronistas,está probando su propia medicina: es ahora -1 vez más- el blanco del patoterismo que ha caracterizado desde siempre la conducta gremial.

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