11 de marzo de 2012

QUE LINDO ES TENER VICEPRESIDENTE

boudouEl vicepresidente Amado Boudou se ha convertido en una persona que incomoda al gobierno y en especial a la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner. Sin embargo, en el gobierno, más allá del mal humor que provoca el escándalo que involucra al otrora favorito de Cristina, se lo ha decidido proteger. Boudou es un hombre del cristinismo, fue la Presidenta que lo eligió como su compañero de fórmula y quien, por supuesto, lo llevó al sillón del vice. Boudou no es Julio Cobos que fue un invento de Néstor Kirchner, producto de aquel experimento fallido que se llamó Convergencia y que se presentó como una evolución de lo que en su momento se denominó Transversalidad. La creación de Amado Boudou lleva sólo la autoría de Cristina Fernández y es por eso que no le pueden soltar la mano porque la única responsable es ella.

Hay dos hechos objetivos que demuestran que, por el momento, el vicepresidente será protegido más allá de lo que muchos quisieran como el poderoso Guillermo Moreno. El primero fue en el acto llevado a cabo en Rosario con motivo del acto por el bicentenario de la jura de la bandera, que marcó la primera aparición pública de la Presidenta luego de la masacre de Once. En aquella oportunidad, Amado Boudou fue ubicado al lado de Cristina Fernández. No fue un detalle menor, teniendo en cuenta que en política muchas veces son los gestos los que dicen mil palabras. El segundo hecho fue la conferencia de prensa que brindó el titular de la AFIP, Ricardo Echegaray, en la que inusualmente para un gobierno que hace un culto del desprecio al periodismo, el funcionario permitió que le hicieran preguntas.

La conferencia de prensa de Echegaray, que hasta ese momento había intentado mostrarse lo más alejado posible de la cuestión, no llegó en cualquier momento sino luego del raid mediático en el que Amado –a pesar de conceder entrevistas a medios amigos del gobierno-, no hizo un buen papel. El viejo dicho “no aclares que oscurece” describe el pobre papel que hizo Boudou cuando intentó explicar un escándalo que no para de crecer. Pero además, por las dudas el titular de la AFIP demostró que también actuaba en defensa propia. Por un lado se metía en el escándalo Ciccone, trató –aunque tibiamente- de no dejar mal parado al vicepresidente; pero por el otro puso en claro que sus decisiones en el tema estaba respaldadas por el propio Boudou.

Fuentes bien informadas afirman que Boudou salió a dar explicaciones por orden de la Presidenta. El mismo día aparecieron dos reportajes en los diarios Página 12 y Ambito Financiero. En el primero, el vice puso al descubierto el núcleo de su pobre argumentación: “Muchas veces peleamos contra poderes ocultos, poderes que se esconden atrás de sectores de la prensa, del trabajo que hace el Grupo Clarín y el diario La Nación utilizándolos a veces para hacer trastadas políticas ­por ejemplo, el duhaldismo y el duhaldismo residual­, a veces para hacer negocios y negociados. Y me estoy refiriendo al grupo Boldt, que está detrás de todo esto”. Frente a toda la información que diariamente se conoce del llamado Boudougate, acusar a los medios y a Duhalde –que desde las elecciones ha desaparecido de los lugares que solía frecuentar- aparece como una explicación que, como de costumbre, no está sustentada por ninguna prueba.

Sin embargo, los dichos de Boudou no son graves y ya son parte del cotillón kirchnerista. Buscar culpables afuera y ser víctima de una conspiración orquestada por los enemigos del modelo, que no son otros que los “medios hegemónicos” y Duhalde. Un argumento desgastado y que ya no tiene efecto. Pero lo más grave es la manifiesta contradicción en la que cayó en su paso por los medios amigos. Afirmó que no había intervenido para que la AFIP reviera el pedido de quiebra que había solicitado a la justicia por deudas tributarias de Ciccone de más de $ 50 millones. “No influí ni tuve ninguna participación directa”, declaró Boudou. Sin embargo en menos de veinticuatro horas tuvo que desandar ese camino y admitir que había firmado una nota el 8 de noviembre de 2010 –que lleva el N° 154/10-, donde avalaba “la continuación de la empresa concursada”. En la nota, Boudou basaba su decisión en la protección de las fuentes de trabajo y “su importancia estratégica”. Una razón por cierto bastante vaga y que no dice nada, pero que casualmente también había sido esgrimida por la Casa de Moneda cuando había tomado la decisión de imprimir los billetes de $ 100 en la ex Ciccone por unas U$S 50 millones. Seguramente debe tratarse de una casualidad, como también debe serlo el hecho que la titular del organismo, Katya Daura, haya llegado a ese cargo de la mano del actual vicepresidente luego de trabajar en la ANSES cuando Amado dirigía el organismo. No es un detalle menor que el trámite en el Ministerio de Economía  sólo demandara 65 horas, un caso record de celeridad que no tiene ningún contribuyente a menos que tenga muy buenos contactos.

En la conferencia de prensa del viernes, Ricardo Echegaray admitió la participación de Boudou en el tema Ciccone, cuando reveló que el ex ministro de economía había respondido a una consulta de la AFIP. Echegaray confirmó que Boudou mintió y al mismo tiempo pareciera que, de esta manera, comparte responsabilidades en su decisión de otorgarle una moratoria especial y extraordinariamente beneficiosa. Es importante recordar que la misma AFIP le había solicitado la quiebra a Ciccone y gracias a la recomendación de Boudou y las facultades de Echegaray, la imprenta obtuvo una moratoria de de 168 cuotas a una tasa de interés de tan solo el 0,5%, muy por debajo de la irreal tasa de inflación del INDEC y del interés que cobra la misma AFIP. En la actualidad, cualquier deuda que un contribuyente tenga con el organismo recaudador, devenga una tasa del 3% mensual para intereses resarcitorios, equivalentes al 0,1% diario o lo que es lo mismo el 36 anual.  Además, si la AFIP inicia una ejecución fiscal se agregan intereses punitorios por 4% mensual. Queda muy claro que el trato que recibió Ciccone con respecto al de cualquier ciudadano común es más que conveniente.

Hay otra cuestión llamativa. Una empresa llega a ser declarada en quiebra si incumplió un concurso preventivo de acreedores o si vuelve a caer en cesación dentro del año de haber cumplido con el concurso en lo que se llama el periodo de exclusión. Es importante señalar esto porque no se llega la instancia de la quiebra fácilmente. El fallido debe incumplir una y otra vez los planes de pago. El otro detalle es que al momento de obtener la moratoria extraordinaria otorgada por la AFIP, la ex Ciccone ya estaba siendo manejada por Alejandro Vanderbroele. Es decir que la compañía debió haber tenido muchos incumplimientos para llegar a esa situación, pero ello no fue un obstáculo para que Echegaray la beneficiara con una moratoria a tasa de interés negativa; algo absolutamente fuera del alcace de cualquier contribuyente sin buenos amigos.

En su paso por los medios, Boudou repitió una y otra vez que no conoce a Vanderbroele y éste afirmó lo mismo a través de un para de solicitadas. Fue un intento de desmentir los dichos de la todavía mujer de Vanderbroele que afirmó que éste era el testaferro de Amado Boudou. El 2 de marzo, Laura Muñoz concedió un reportaje a Contrapunto donde, si bien no quiso brindar muchos detalles porque ya había declarado frete al fiscal de la causa Carlos Rívolo, dejó en claro que su marido, Núñez Carmona y Boudou se conoce desde hace muchos años desde Mar del Plata. “La vinculación es fácil de probar y esto es muy obvio, el vinculo no es solo de amistad sino también laboral”, explicó Muñoz quien afirmó que los tres tenían negocios antes del escándalo Ciccone y que Núñez Carmona y Boudou le habían propuesto a Vandenbroele trabajar juntos y el dinero “se repartía”. El audio de la entrevista lo podés escuchar al final de esta nota.

Las revelaciones de Muñoz son muy importantes, porque si se comprobara que los tres participaron en otros negocios, anteriores a Ciccone, como primera medida quedaría desvirtuado el argumento de Boudou y Vanderbroele que no se conocían. En segundo lugar se debería determinar si en esos supuestos negocios pesó o no el hecho de los cargos públicos que Amado Boudou ocupó con anterioridad como titula de la ANSES y Ministro de Economía. Si ello llegara a comprobarse en sede judicial, no sólo podría investigarse al vicepresidente por tráfico de influencia sino también podría caberle el delito de asociación ilícita; un delito que es muy difícil de probar.

Hoy el juez de la causa, Daniel Rafecas, trabaja sobre la hipótesis que se haya configurado el delito de negociaciones incompatibles con el ejercicio de funciones públicas, que el artículo 265 del Código Penal define como: “el funcionario público que, directamente, por persona interpuesta o por acto simulado, se interesare en miras de un beneficio propio o de un tercero, en cualquier contrato u operación en que intervenga en razón de su cargo”. El código establece una pena de de prisión de uno a seis años e inhabilitación especial perpetua.  Es por eso que es de vital importancia probar la vinculación entre Amado Boudou o Alejandro Vandenbroele y justamente, por esto mismo, es que ambos hicieron hincapié en asegurar una y otra vez que nunca tuvieron relación de ningún tipo.

“No soy conocido ni amigo de Vendembroele, sí soy amigo desde muy pequeño de Núñez Carmona”, declaró Boudou en La Red. Por su parte, Vandenbroele afirmó en una solicitada publicada por El Cronista: "Es absolutamente falso que sea testaferro del señor vicepresidente de la Nación. No fui, ni soy amigo, ni conocido y mucho menos cierto que tenga con él relación comercial alguna”.

Ahora bien, suponiendo que fuera cierto que Boudou no tiene ninguna relación con Vanderbroele, sí la tiene con Núñez Carmona quien a su vez sería socio de éste. Así, el juez y el fiscal tendrían que investigar si Vandenbroele no se benefició de la amistad de Núñez Carmona y Boudou. Un primer indicio de ello es que la ex Ciccone fue la encargada de la impresión de las boletas que el Frente Para la Victoria utilizó en las primarias. Un contrato que le reportó a la imprenta unos $ 14 millones. El segundo hecho es la extraordinaria y beneficiosa moratoria que obtuvo Ciccone, gracias al sorprendente cambio de opinión de Echegaray, que pasó de pedirle la quiebra a solicitar su levantamiento y la Súper Moratoria que le otorgó merced a la recomendación de Boudou.

Pero hay más, aunque seguro debe ser obra de los conspiradores de siempre. En la declaración jurada que Boudou presentó ante la Oficina Anticorrupción, correspondiente al periodo 2009-2010, figura como su deudor Fabián Carosso Donatiello, por el alquiler de un departamento en Puerto Madero, propiedad del compañero de fórmula de Cristina Fernández. La deuda ascendería a unos $ 10.000.

Carosso Donatiello le alquiló el departamento a Boudou, gracias a que Vandenbroele le pidió a Núñez Carmona que le consiguiera un departamento a su amigo. En la solicitada que publicó Vandenbroele en el Cronista, explica que: "De esa conversación surgió la posibilidad de concretar el arrendamiento, el que terminó concluyéndose entre ausentes, en el mes de junio de 2010, suscribiendo el licenciado Boudou el contrato aquí en Buenos Aires, y Fabián Carosso Donatiello hizo días después, en Madrid, España, de modo tal que ni siquiera se conocieron". Boudou no conoce a nadie ni nadie lo conoce a él, pero todos los caminos parecen terminar en el vicepresidente. A su vez, desde el 2007, Carosso Donatiello y Vandenbroele  son socios en "Agroibérica de Inversiones SA", con domicilio en San Miguel Tucumán y en Madrid. El abogado Ricardo Monner Sans encontró el acta de creación de "Agroibérica de Inversiones" en el Boletín Oficial de la Provincia de Tucumán. Según ese documento, la sociedad fue creada para la "elaboración, distribución, comercio e importación y exportación de alimentos y bebidas y de todo tipo de productos"; para la "administración" y "adquisición" de valores mobiliarios y participaciones sociales de empresas"; y para administración "de fondos propios de entidades" no residentes en España. la sociedad constituyó su domicilio e la calle San Miguel 683 de la capital tucumana. Quienes aseguraron ser los dueños de la propiedad declararon que no tenían nada que ver y que allí no funciona ninguna empresa.

Ya se sabe que los tiempos de la justicia no son los de la política y lo que es necesario probar en una, no lo es en la otra. Probablemente, Amado Boudou pueda salir airoso del trámite judicial gracias a esos vericuetos insondables que tienen los jueces, aunque Daniel Rafecas no tiene nada que ver con Norberto Oyarbide. Tal vez, aquello que se afirma con tanta seguridad simplemente no pueda ser probado, sin perjuicio que ello sea verdad; aunque cada día que pasa surge nuevas revelaciones que parecen ir acorralando más y más a Boudou. Sin embargo, lo que resulta ser claro es que políticamente Amado Boudou ya no es lo que era.

"No saben lo lindo que es tener vicepresidente. Estoy tan contenta", dijo Cristina Fernández de Kirchner a los pocos días de asumir su segundo mandato. ¿Seguirá pensando lo mismo?

Reportaje a Laura Muñoz en Contrapunto (FM Identidad 92.1)

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1 comentarios:

no me parece. No te preguntaste pq no cayeron De vido, Schiavi, Jaime, Lazaro baez, pareciera que pq todavia gozan de los favores del poder . No creo que el caso hubiera llegado a este punto si no le hubieran soltado la mano, no?

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