Hebe de Bonafini lo volvió a hacer. En el marco de la la marcha de apoyo a la Ley de Medios, la Presidenta de las Madres de Plaza de Mayo pronunció un nuevo discurso en favor de la fractura. Ahora el enemigo del modelo es la Corte Suprema de la Nación, que paradójicamente reformó Néstor Kirchner cuando llegó al poder en el 2003. Acusó a sus miembros de recibir sobres, de ser cómplices de la dictadura y amenazó con tomar el Palacio de Tribunales y arrancarles el fallo en favor de la aplicación de la ley de medios. En este contexto, haber llamado “turros” a sus integrantes termina siendo casi cariñoso. No cabe duda que amenazar a un juez para que falle de acuerdo con una determinada postura es algo que está divorciado del estado de derecho y de la democracia.
No hay vueltas y hay que decirlo sin eufemismos, Hebe de Bonafini desprecia la democracia y el estado de derecho y como cualquiera con ribetes autoritarios pretende eliminar a aquellos que no concuerdan con sus opiniones o posiciones. Las palabras de Bonafini son graves por su contenido en sí mismo, que veinticuatro horas después algunos dirigentes del kirchnerismo pretenden suavizar, pero lo son más porque ella está representando el pensamiento del matrimonio Kirchner. Esto es verdaderamente lo grave y sus dichos hay que contextualizarlos en los ataques de la Presidenta al juez platense Elvio Segarra, que cometió el pecado de hacer lugar a una medida cautelar solicitada por una clienta de Fibertel, y en las declaraciones de Aníbal Fernández que llamó a los miembros de la Corte como “mentirosos con oficio”.
No hay nada espontáneo en el kirchnerismo ni en sus seguidores, todo sigue una puesta en escena cuidadosamente delineada en los despachos oficiales. Por estas horas, Néstor Kirchner debe estar añorando la Corte que Carlos Menem supo diseñar en los noventa, aquella mayoría automática siempre diligente a fallar de acuerdo con las necesidades del poder. Seguramente el hombre fuerte del gobierno debe estar arrepentido de los cambios que impulsó en otras épocas. El Kirchner de hoy está acercando a la Argentina peligrosamente al autoritarismo y de la misma manera que disciplina gobernadores, intendentes y empresarios; ahora pretende amedrentar a los miembros de la Corte con Hebe de Bonafini como mascarón de proa. ¿Cuánto tiempo pasará para desde el gobierno acusen a la Corte de golpista? ¿Cuándo los voceros de siempre intentarán equipararla con la Corte de Honduras involucrada en el derrocamiento del presidente Manuel Zelaya?
El mecanismo de análisis del kirchnerismo es ciertamente simple. Todas sus iniciativas tienen por objetivo profundizar el modelo, que es la patria y aquellos que están en contra del modelo no son más que traidores a la patria. Esa es la consigna de la arenga de Hebe de Bonafini y de la Presidenta cuando embiste contra el juez Segarra. Cualquiera de disienta es un traidor al servicio de los intereses del Grupo Clarín, de los monopolios y necesariamente fueron cómplices de la dictadura. No hay lugar para posiciones equilibradas, ni para grises porque la construcción de un relato de fractura tiene el cometido de trazar una línea entre amigos y enemigos, halcones y palomas, leales y traidores.
En este clima de ruptura la Presidenta declaró, minutos antes que Bonafini amenazara con tomar el Palacio de Tribunales, que “la Argentina es un lugar más que interesante para invertir". Sus palabras no deben sonar demasiado creíbles cuando desde el gobierno se apaña a una señora que pretende echar a patadas a los miembros del más alto tribunal de justicia de la Argentina porque sospecha que su fallo sobre la Ley de Medios no va a ser de su agrado. El kirchnerismo es el principal destituyente de sí mismo y es su militante más torpe. La prueba es que no se habla de las supuestas bondades de la ley, sino que toda la movilización de ayer –armada principalmente por los intendentes del conurbano siempre ávidos de fondos- quedó totalmente empañada por la violencia de la Presidenta de las Madres de Plaza de Mayo; que también hay que decirlo es una beneficiaria de la generosidad de los fondos que administra el kirchnerismo.
La misma Corte que denostó Bonafini es la que declaró la inconstitucionalidad del indulto, de las leyes de Obediencia de Vida y Punto Final y que impulsó y que a través de los fallos Badaro I y II el Congreso discuta el 82% móvil para los jubilados. No sólo es una falta de respeto relacionar a los miembros de esta Corte con la dictadura, es irreal, mentiroso y obedece a una construcción pseudo ideológica que el gobierno pretende imprimirle a esta batalla que no tiene nada de épica y sólo busca la permanencia en el poder del matrimonio presidencial. El discurso de la jefa de las Madres de Plaza es claramente destituyente y ayer fue aplaudida por varios funcionarios y legisladores del oficialismo, lo que torna la situación más grave aún. Hasta ahora el gobierno no ha dicho absolutamente nada sobre el discurso de Bonafini, algo que parece ser lo mismo que darle un apoyo tácito. Ayer, también estuvieron las pancartas con la cara de varios periodistas; fue la segunda vez que aparecieron aunque esta vez tuvieron la delicadeza de firmarlas. Esos periodistas exhibidos en la plaza pública son los que el poder considera sus enemigos y son denostados y ridiculizados en cada programa del multimedios estatal. Es una clara manifestación del desprecio a la libertad de expresión que tiene el kirchnerismo y que día a día ponen de manifiesto sus operadores. Por eso, cuando los funcionarios del gobierno sostienen que la nueva ley de medios garantizará la pluralidad de voces es una afirmación muy difícil de creer por la sencillo razón que el oficialismo tiene desprecio por el disenso y por aquellos que piensan distinto. El kirchnerismo quiere pluralidad de voces que reproduzcan a coro el mensaje oficial y que sea la única música que suene en todo el país.
Néstor Kirchner está quemando las naves con miras a ganar unas elecciones que para las que faltan más de un año. La pregunta que hay que hacerse es ¿qué viene después? ¿Cuál es el próximo movimiento? Hoy es imposible saberlo, pero sobre lo que no hay duda es que Kirchner seguirá tensando la cuerda y el final está abierto.
2 comentarios:
Muy buena nota. En alejandromariacardoso@blogspot.com,
escribí una nota distinta, pero coincidente. El final está abierto, pero es muy peligroso: a través de vías democráticas, el kircherismo golpista (destituyente) puede fácilmente precipitar los acontecimientos y apropiarse de la suma del poder. Sinceramente creo que es su intención profunda. Saludos Marítín.
Muy buena la nota!
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