El kirchnerismo se reconstruye de la derrota electoral del 28 de junio y mañana espera conseguir la prórroga de las facultades delegadas en el Senado, que por el momento le permitirán al Ejecutivo mantener la facultad de fijar las retenciones. Si bien los números en la Cámara Alta pueden variar, por el momento el oficialismo contaría con 39 votos, la oposición con 27 y 6 se mantienen en duda. Un escenario que nadie se imaginaba antes de las elecciones y muchos menos aquella fatídica noche para Néstor Kirchner que no se convencía de haber caído derrotado en la provincia de Buenos Aires.
A poco más de un mes, el gobierno hizo un modesto cambio de gabinete, llamó a un diálogo con los partidos políticos para discutir sobre un tema que no es urgente, la Presidenta se reunió con todos los gobernadores; que fueron escuchados y salieron con las manos vacías. El jefe de gabinete, Aníbal Fernández se reunió con la mesa de enlace; un encuentro que arrojó pocos resultados concretos y nada sobre las retenciones. El matrimonio presidencial también se lanzó a la reconquista del conurbano anunciando un programa social de dudosa efectividad. En el medio el gobierno ensayó el tarifazo del gas, que se vio obligado a suspender porque Hugo Moyano mostró síntomas de diferenciación. Sin embargo, con estos pocos movimientos un kirchnerismo derrotado volvió a desplazar del centro de la cancha a una oposición que todavía no logró acordar una mínima agenda parlamentaria.
Si bien se ha repetido que el gobierno no escuchó el mensaje de las urnas, lo mismo puede decirse de los opositores que están más preocupados en dirimir módicas luchas de poder que en cumplir con el mandato popular. Es cierto, para ser ecuánimes, como explica el senador Ernesto Sanz que esta supuesta inacción de la oposición se debe a que el Congreso con su nueva conformación todavía no entró en funciones. Es cierto que el largo periodo de seis meses desde la elección hasta la asunción de los cargos, contribuye a diluir la oposición y a cauterizar el efecto de inercia del triunfo. En definitiva esa fue la jugada que Kirchner tuvo como objetivo cuando decidió adelantar las elecciones. Pero también no es menos cierto que los dirigentes opositores esperaban una masiva deserción de legisladores oficialistas que prácticamente no se produjo, salvo por los diputados entrerrianos que responden al ex gobernador Jorge Busti.
Muchos dirigentes opositores se han llamado a silencio. Elisa Carrió tiene apariciones esporádicas y sigue embretada en una pelea con margarita Stolbizer, cuya agrupación –el GEN- es probable que en las próximas horas se retire de la Coalición Cívica. Francisco De Narvaéz, el vencedor de Néstor Kirchner, se mantiene en silencio y desde su agrupación sostienen que están preocupados por la pérdida de varios puntos de imagen positiva después de las elecciones. Gabriela Michetti, que justificó su salida de la vice jefatura porteña para dedicarse a los temas de la ciudad en la Cámara de Diputados también se mantiene en silencio, inclusive no se conoce su opinión sobre la designación de Jorge “El Fino” Palacios como jefe de la policía metropolitana. Mauricio Macri, que sueña con ser el candidato a presidente del peronismo no kirchnerista, después de regalarle un bandoneón a la Presidenta también se deja ver poco.
En las entrañas del peronismo la actividad es febril, pero como un claro derrotado pero no emergió un claro ganador, el kirchnerismo por el momento se mantiene como único polo de poder real. Por eso no se equivocó quien dijo que el peronismo está en estado deliberativo. Eduardo Duhalde no sólo quiere reorganizar el partido, también tiene intenciones de los que los norteamericanos denominan “king maker”. Una expresión que en criollo implica ungir al candidato del justicialismo, y como en el 2003, Carlos Reutemann vuelve a ser su candidato. Pero el senador santafesino es insondable y sus movimientos sólo adquieren coherencia cuando se los analiza desde la distancia. Reutemann le pasó la pelota a Duhalde porque no le gustó que el bonaerense apurara su decisión desde las páginas de La Nación.
Mientras la oposición se encuentra inmersa en esta situación, el gobierno va resurgiendo de sus cenizas y empezó una carrera contra reloj para mandar al Congreso los proyectos que considera prioritarios antes del 10 de diciembre. En este contexto, no es casual que se haya comenzado a hablar de una posible postulación de Néstor Kirchner de cara a las elecciones del 2011. El viejo sueño de una era de 16 años de gobiernos kirchneristas otra vez surca los pasillos oficiales y para Julio de Vido es su principal prioridad.
0 comentarios:
Publicar un comentario