DE BALANCES, CRITICAS Y DISCULPAS

La Presidenta Cristina Fernández de Kirchner habló por cerca de veinticinco minutos. Anunció la creación del Programa de Redistribución Social, que se fondeará con la diferencia ente el 34 por ciento de las retenciones y el nivel de las retenciones móviles. El fondo se distribuirá de la siguiente manera: 60 por ciento para la construcción de hospitales, 20 para viviendas populares y el resto se destinará a la construcción y reparación de caminos rurales.

Cristina Kirchner pidió perdón si ofendió a alguien, cargó contra el campo acusando a este sector de cortar rutas, encarecer los productos y de no permitir trabajar al resto de los argentinos. “Los argentinos quieren trabajar, hay que dejarlos trabajar”, dijo y agregó que “tenemos que hablar, no imponer y saber que nadie tiene el derecho que tienen los argentinos a transitar las rutas”.La Presidenta hizo una fuerte alusión a Raúl Alfonsín y a la Iglesia, que tuvo mucho de crítica. El ex presidente y los religiosos le habían solicitado un gesto de grandeza y que dialogara con el campo, no que le concediera al campo lo que estaba pidiendo; pero la Presidenta no lo entendió así. Sin embargo, convocó al diálogo al campo pero sobre los temas pendientes, confirmando lo que se venía diciendo que la discusión de las retenciones móviles estaba terminada. Así, si no se discute el tema que terminó por convertirse en el detonante de la crisis del campo, cualquier diálogo acerca de los otros temas pendientes –sobre los que niega su importancia- perderá interés.

Tal vez, la frase más potente del discurso de la Señora K fue: “El Estado no quiere cerrar las cuentas fiscales, sino la cuenta social”; a fin de explicar que una de las razones de la aplicación de las retenciones se debe a la re distribución del ingreso. Entonces, ¿por qué el gobierno esperó tres largos meses en lanzar este programa? Más allá del resultado del programa, que le confiere más poder al siempre controvertido Julio De Vido, no parece que la iniciativa sea una verdadera política de estado, sino más bien un argumento para cerrarle la boca a los críticos del gobierno y para tender una encerrona a los productores rurales. El razonamiento es simple, si se siguen oponiendo al sistema de las retenciones móviles, estarán boicoteando el programa de redistribución social y, de esta manera, quedarán como un grupo privilegiado que lo único que le interesa es su rentabilidad a costa que el resto de los argentinos no puedan satisfacer sus necesidades básicas. Nadie en su sano juicio puede oponerse a que se construyan más hospitales, viviendas para los que no tienen techo y caminos rurales. El mensaje final, al que se arriba a través de un silogismo por cierto muy simple, si el campo se opone –o persiste con su posición- está contra el bienestar de los más necesitados.

En varias oportunidades Cristina habló sobre los cortes de rutas, curiosamente, esgrimiendo los mismos argumentos que utilizaban los que desde el 2001 se oponían a los cortes. En este punto, la Presidenta se acerca mucho al razonamiento de Luciano Miguens, titular de la Sociedad Ruralla Presidenta apeló a un tono más sereno que en sus anteriores apariciones. ¿Con eso basta? No, aunque bajar un cambio es un buen comienzo, pero no parece que la solución esté cerca y el gobierno una vez más parece haber cerrado la discusión.

Publicado en: CFK,Crisis de Energía,Política Nacional