NESTOR LO HIZO

El grito de las urnas volvió a hacerse escuchar y su dictamen fue lapidario. El Frente Cívico y Social, que lidera el gobernador Eduardo Brizuela del Moral, le sacó 11 puntos al Frente Justicialista para la Victoria. Un extraño entramado que reunió a Luis Barrionuevo –filósofo contemporáneo- y Ramón Saadi. Detrás estaba Néstor Kirchner, que armó una débil alianza con los anteriores que se quebró aun antes de los resultados. Kirchner con la voracidad que lo caracteriza nacionalizó una elección local, de una provincia con poco peso político donde vota apenas el 1% del padrón nacional. En Catamarca votan algo más de 400.000 personas, menos de la mitad de los habitantes de Rosario y La Matanza, sólo por poner dos ejemplos.

El ex presidente quiso empezar el calendario electoral anotándose un triunfo pero terminó convirtiéndose en la cara de la derrota, mientras que el vice presidente Julio Cobos aparece como uno de los beneficiados del resultado de ayer. Néstor Kirchner no se conformó con participar en la elección como titular del justicialismo, fue por más y jugó el papel de Presidente consorte. Varios funcionarios del gobierno nacional pasaron por Catamarca en los últimos días: la ministro de Desarrollo Social, Alicia Kirchner; el titular de la ANSES, Amado Boudou y el secretario de Obras Públicas, José López. Hasta allí llegaron con sus alforjas llenas de promesas y el dinero de todos los argentinos, para prometer obras a cambio de votos disfrazando el clientelismo de políticas públicas. ¿Se harán esas obras ahora que el kirchnerismo perdió? Ojalá que sí porque los catamarqueños las necesitan.

Néstor siempre buscó la nacionalización de la elección, tal vez por la desesperación de exhibir un triunfo en octubre, cada vez se torna más complejo. En el discurso de inauguración de las sesiones ordinarias del Congreso, la Presidenta puso a Catamarca como ejemplo del dinero que se transfería desde el gobierno central hacia el interior del país. Más tarde, ya en el tramos final de la campaña, Kirchner envió a Mario Ishii, intendente de José C. Paz, que desembarcó con un grupo de 200 “militantes” para supervisar todo el operativo logístico del comicio. Nada mejor que el “know how” bonaerense. Un colega de una radio catamarqueña explicaba que el domingo, pagaban hasta $ 1.000 por llevar 30 personas a votar. Además, contó que el domingo temprano por la mañana se vieron varios autos sin chapas merodeando por las cercanías de las escuelas donde se votaba. Aparentemente, según el relato del periodista, los autos habían llegado desde Tucumán para sumarse al operativo bonaerense.

El gobernador Eduardo Brizuela del Moral, hasta hace poco un aliado del matrimonio presidencial, decidió alambrar la provincia al contrario de Kirchner que tomó por el camino de la nacionalización. A tal punto, que le pidió a Cobos que no fuera al cierre de campaña; algo que sí hizo Kirchner. Además, tejió una efímera alianza con Barrionuevo y Saadi, dos dirigentes con un pasado que los condena. Así, Kirchner se pegó a dos impresentables del peronismo y que se dieron el lujo de nombrarlo “mariscal de la derrota” aun antes del cierre de la elección.

Por la noche cuando la derrota se había convertido en una realidad inapelable, el ministro Florencio Randazzo fue el encargado de desnacionalizar la elección que el Néstor había nacionalizado. Al mismo tiempo, Brizuela del Moral desde los balcones de la casa de gobierno catamarqueña –por esa extraña obsesión que tienen los políticos argentinos con los balcones-, les dedicaba el triunfo “a todos los argentinos”

No cabe duda que al kirchnerismo le espera un año difícil, donde se juego ese proyecto que vino del sur debajo de la aleta de un pingüino que ahora quiere transformarse en bonaerense. 

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