PINGÜINO EMPERADOR BONAERENSIS

Hay un llamado “Operativo Clamor” para que el ex presidente Néstor Kirchner encabece la lista de candidatos a diputados de la Provincia de Buenos Aires. En realidad de clamor tiene poco y de operativo bastante, se trata de un proceso de instalación del tema de cara a las elecciones del año que viene, evidenciando la debilidad en que se encuentra el Frente para la Victoria.

El kirchnerismo, luego de la crisis del campo, entendió que el único reaseguro de poder que le quedaba era Buenos Aires, aunque no todos los distritos sino especialmente el conurbano. En esa zona que constituye todo un fenómeno, social, político y electoral decidieron gobernar los Kirchner, el resto del país importa poco o nada; porque si de conservar el poder se trata el Gran Buenos Aires no puede caer. Así, el gobierno nacional parece haber reducido su línea de acción a pocos kilómetros a la redonda del Obelisco.

Los ingenieros kirchneristas entienden que el resto del país, aunque no esté perdido del todo, está en serias dudas aún en aquellas provincias en donde gobierne un “amigo”. El panorama político cambió mucho para los Kirchner desde las elecciones del 2007, y ya no será tan sencillo imponerles a los gobernadores el armado de la lista de candidatos como viene sucediendo desde el 2003. La crisis del campo desnudó la debilidad del gobierno que no pudo cumplir su objetivo de poner de rodillas a los productores.

El matrimonio presidencial es conciente que gobernar los dos años restantes del mandato de la Señora Cristina con el Congreso en contra, o lo suficientemente díscolo como para obligar al Poder Ejecutivo a una negociación cada vez que haya que tratar una ley de importancia; resultará un desgaste difícil de soportar. Esto ya sería difícil para cualquier administración, pero mucho más para los Kirchner que no están acostumbrados a discutir si no es desde las alturas que brindan los atriles del poder.

Si efectivamente se confirma la postulación de Néstor Kirchner, será la evidencia más contundente de la debilidad del gobierno y del kirchnerismo. Será evidente que algo se quebró entre la sociedad y el matrimonio gobernante y que el justicialismo está lejos de la unión bajo el mando, cada vez menos férreo, del ex presidente.

La política en la Argentina no se caracteriza por respetar las reglas de la ética, pero no hay que dejar de analizar este punto en el caso de la postulación del ex gobernador santacruceño. Sí, es legal que Kirchner se presente como candidato a diputado, cargo que muy probablemente no asume o lo haga por poco tiempo; pero de ninguna manera es ético que lo haga. Néstor Kirchner fue intendente de Río Gallegos, gobernador de Santa Cruz en tres oportunidades y convencional constituyente en 1994 representando a esa provincia. Si la postulación de su mujer como candidata a senadora de la provincia de Buenos Aires, aunque legal también fue cuestionada desde la ética, la de Néstor no lo puede ser menos. Es más, probablemente el cuestionamiento sea mayor dado que ocupó el lugar más importante que cualquier provincia argentina le reserva a un ciudadano. Por supuesto, esta es una discusión que a los Kirchner los tiene sin cuidado.
Pero hay más, Kirchner durante su gobierno y fuera de él siempre fue en contra de los intereses bonaerenses. Felipe Solá amagó durante su gobernación reclamar la devolución de los 8 puntos de coparticipación que le corresponden a la provincia. Incluso, había sido una promesa del propio Kirchner que nunca cumplió y que figura en su plataforma política. Solá fue silenciado rápidamente. Los partidos del interior de Buenos Aires, esos que viven del campo, no deben tener un buen recuerdo sobre Kirchner llamando a los productores rurales golpistas, entre otras denominaciones por cierto más ofensivas.

Los políticos argentinos sueñas con el clamor popular golpeando las puertas de su casa, pero sólo Juan Domingo perón lo consiguió. El resto lo inventó y se “sacrificó” por el pueblo. Néstor está jugando el mismo juego que sus predecesores. De ser candidato bonaerense va a ser difícil que Néstor siga hablando de un “pingüino que llegó del sur”. A menos que en Buenos Aires haya pingüinos. Nada nuevo, nada bueno.

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