En un gobierno en el que el gabinete es una masa informe, sólo dos de sus integrantes sobresalieron: Alberto Fernández y Julio De Vido. El primero se fue, el otro todavía sigue. ¿Va a haber más cambios? ¿Cuándo? ¿Quiénes se van? ¿Quiénes vienen? Estas son las preguntas más repetidas durante las últimas 24 horas, y los nombres de Guillermo Moreno y Ricardo Jaime están al tope de cualquier especulación. Luego de un día dominado por el vértigo como el de ayer, el gobierno parece haber enfriado la pelota pero no los rumores y las operaciones de prensa y políticas se siguen enhebrando sin cesar.
Los rumores van desde la lógica hasta la fantasía total. Algunos dicen que se va a reformar la estructura de los ministerios, como volver a desdoblar seguridad y justicia, y ofrecer esa cartera al ex diputado Rafael Bielsa; que en la actualidad aparece con casi una nula actividad política. También se señala que se podría fusionar Desarrollo Social –a cargo de la hermana Alicia- y Salud, en realidad un rumor que se reedita cada vez que hay una crisis. En el mismo sentido, se menciona que otra vez Producción se convertiría en un ministerio, como en tiempos de Eduardo Duhalde, y algunas fuentes postulan para ese cargo al diputado Felipe Solá. Sí, a Felipe el mismo que Kunkel le gritaba “traidor hijo de puta” mientras hacía uso de la palabra en la sesión de Diputados en la que se discutían las retenciones móviles. Sin lugar a dudas parece un escenario un poco fantasioso, pero dicen que sería una manera de atraer al redil a un díscolo. Raro, muy raro; especialmente en un gobierno dominado por el matrimonio Kirchner que para los rebeldes sólo vale el tronar del escarmiento. Incluso, se ha llegado a mencionar la posibilidad de que un gobernador ocupe el ministerio del interior y que el diligente Florencio Randazzo, vuelva a cruzar la General Paz y busque un lugar en el gobierno de Daniel Scioli. Una receta salida del manual de la ortodoxia peronista que tendría mucho sentido si el presidente fuera Eduardo Duhalde o alguno de los hermanos Rodríguez Saá, pero que con el kirchnerismo en el poder suena a ciencia ficción. Rumores, operaciones, posicionamientos, re posicionamientos; pero la verdad es que por el momento el gobierno se empeña en emitir señales más que ambiguas.
Dejando de lado los rumores, lo cierto es que el gobierno –gracias a la salida de Alberto Fernández- tiene una excelente oportunidad para emprender una reestructuración profunda. El tan mentado relanzamiento puede convertirse en realidad, sin embargo desde el gobierno no quieren emitir señales concretas en este sentido. Es claro que con la llegada de Sergio Massa a la jefatura de gabinete no alcanza, aun cunado sea joven, exitoso, simpático y dialoguista. El problema es que cada vez que se intenta pensar en cambios importantes dentro del gobierno, inevitablemente aparece la figura de Néstor Kirchner que se ha convertido en un especie de máquina de impedir; al punto que parece estar empeñado que la asunción de su mujer se siga retrasando. Las voces que describen el estado de ánimo de Néstor, dicen que está “sacado”, que quiere venganza y que no duda en colgarle el mote de Judas a cualquiera que disienta con él. El ranking hoy lo encabeza Julio Cobos y Alberto Fernández.
La sociedad está expectante esperando la movida del gobierno y no puede haber margen para el error. La Presidenta ya perdió más de veinte puntos de imagen positiva y si no hace nada o las decisiones que tome difieren de las expectativas de la sociedad, las elecciones legislativas del año que viene pueden convertirse en una catástrofe convirtiendo los dos últimos años de su presidencia en un calvario. Ya no hay margen para sobrevolar los problemas como si no existieran, Cristina Kirchner debe comprender que ya es hora que empiece a gobernar, que es algo muy distinto a pararse frente a un atril a retar a todo aquel que no piensa como ella o a reivindicar permanentemente la década del ’70. Es hora que Néstor Kirchner entienda que el método de la confrontación permanente, que en su momento le permitió obtener varios triunfos- ya está agotado y la sociedad también. ¡Basta Néstor!
1 comentarios:
Hasta que no aparezca un Psiquiatra que le ponga un chaleco de fuerza al Sr. K y lo interne, la situación del país no va a cambiar. Y lo más triste de todo es que si esto no ocurre, el psiquiatra lo va a necesitar la sociedad en general.
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