23 de julio de 2009

LA CRISIS DE LA CRISIS

moyano El gobierno empieza a sentir los rigores de la derrota y de la crisis económica. Los gobernadores están en estado deliberativo, hacen cola para pedir fondos y tratan de capear el temporal en sus fundidas economías mientras hablan más entre ellos de lo que trasciende públicamente. El bonaerense Daniel Scioli trata con energía de “deskirchnerizarse”, ya le abrió la puerta de su gabinete a los intendentes y anunció que gestionará la baja de las retenciones frente al gobierno nacional  luego de una reunión mantenida con una veintena de agrupaciones rurales de la provincia. Es claro que Scioli se está dando vuelta, aunque si bien siempre ha sabido manejar muy bien los tiempos a la hora de separarse de quien pierde el poder, no pocos sostienen que tal vez haya dejado pasar demasiado tiempo. No sería raro que en poco tiempo Néstor Kirchner lo ponga al tope de su lista de traidores.

Los operadores financieros dicen que el mercado siempre se adelanta a la marcha de la economía y lo refleja en las subas y las bajas. Esta regla puede trasladarse perfectamente a la política, donde los reacomodamientos sindicales son el reflejo por adelantado de la crisis interna del justicialismo. Eso es lo que está pasando en la crisis entre Hugo Moyano y los gordos, le están pasando la factura por la derrota kirchnerista después que durante años el camionero manejó la CGT como un feudo personal; privilegiando siempre a su gremio por sobre los demás. Los gordos, que en los noventas estuvieron del lado del menemismo, esperaron hasta que los vientos cambiaron y ahora que la estrella de los Kirchner empieza a apagarse creen que les llegó a recobrar el poder. Esta no es una lucha de buenos y males, es una disputa de hombres de negocios, que pone de manifiesto la orfandad en la que está quedando el matrimonio presidencial.

La disputa sindical tiene en vilo al gobierno porque Hugo Moyano es prácticamente el único aliado que le quedaba al kirchnerismo, y si pierde el control real de la CGT el gobierno sufrirá embates que le será difícil neutralizar en un momento en que a la caja se le empieza a ver el fondo. Luis Barrionuevo mira la lucha desde su propia trinchera, regocijado porque fue el primero en pasarse a la vereda de en frente y si hay fractura en la CGT calcula que puede fortalecerse.

El gobierno sigue adelante con las rondas de diálogo con los partidos políticos. Los encuentros empiezan a mostrar su falta de sustancia. El ministro Florencio Randazzo tiene instrucciones de plantear la reforma política, un tema que nadie cree importante discutir ahora y que sólo le interesa blandirlo a Kirchner en función de la interna peronista en la provincia de Buenos Aires a fin de neutralizar la reunificación del Justicialismo que pretende Felipe Solá. Por su parte, la oposición pretende discutir la agenda de tema que empieza a debatirse en el Congreso, con más cooperación del bloque kirchnerista de la que se sabe. Randazzo diligente toma nota y promete pasarle los temas a la Presidenta, terminan el café, se sacan la foto de rigor y cada uno a su casa. Es difícil que salga de allí algo que sea trascendente. Sin embargo, el gobierno logró volver a imponer la agenda a una oposición que ya está mostrando sus miserias y que a tres semanas de las elecciones no ha podido articular una agenda parlamentaria. Contrariamente a lo que podía imaginarse antes de las elecciones, la relación entre los socios de Unión-PRO parece haber entrado en armonía luego que durante la campaña había resultado turbulenta. En cambio, lo que perecía más sólido como el Acuerdo Cívico y Social entró en un verdadero tembladeral y aun cuando muchos tratan de salvar las apariencias, cada vez es más difícil mantener una imagen de armonía.

El gobierno, luego de pasado el shock de la derrota volvió a endurecerse. Los cambios en el INDEC, anunciados por Amado Boudou, generaron más la impresión de un mayor debilitamiento del organismo, contrariamente a los dichos del ministro que estos apuntaban a “seguir el fortalecimiento”. Queda claro que Norberto Itzcovich, el flamante Director Técnico del INDEC, no se equivocó cuando dijo “hay Moreno para rato”. Napia no sólo debe ser el funcionario kirchnerista más ratificado en los últimos tiempos, sino que cada ahora está más fortalecido que nunca; a contramano de lo que venía pidiendo la oposición y la sociedad. La misma lógica se utiliza para ratificar la composición del Consejo de la Magistratura, donde en el mejor de los casos el gobierno también podría ensayar algunos cambios cosméticos pero sin resignar su mayoría. Muchos atribuyen razones de supervivencia porque temen que cuando el kirchnerismo deje el poder las causas judiciales se multiplicarán exponencialmente. Tarde o temprano ocurrirá pero es mejor retrasar un proceso, que de todos modos es inexorable.

La debilidad del “modelo” quedó expuesta con la iniciativa de la AFIP de investigar a los compradores de dólares, que lo hacen porque no confían en la marcha de la economía. El gobierno no entiende que la confianza no se restituye a golpe de decreto o implementando políticas de terror.  Néstor Kirchner, que sigue empecinado en calzarse el traje de ministro de economía, debería saber que quienes compran dólares actúan con la misma lógica que lo llevó a él a depositar los fondos de Santa Cruz en el exterior: desconfianza. La fuga de capitales, que muchos señalan como la mayor de la historia, se debe a que la mayoría cree que la economía estará peor en los próximos meses y tratan de resguardar sus ahorros. El gobierno cree que puede frenarla apelando a una receta anacrónica, que cuando se aplicó lo único que generó fue un mercado paralelo. En este sentido, queda claro que la estrategia cambió, porque hasta no hace mucho el Banco Central estaba dispuesto a inyectar en el mercado la cantidad de dólares que hiciera falta para desalentar cualquier corrida o suba de la cotización. Es obvio que ahora el gobierno prefiere atesorar los dólares, porque la caída de la actividad, la baja de las exportaciones, la falta de financiamiento y los vencimientos de deuda son un coctel preocupante y peligroso. 

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1 comentarios:

Brillante crónica de la diáspora que genera la caída de un lider.

Es curioso, en esta crónica de las luchas de poder en la Argentina luego de la crisis generada por el voto popular, no has necesitado nombrar a la presidente ni una sola vez.

Saludos

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