Los industriales habían forjado una alianza con Néstor Kirchner que fue fructífera para ambas partes desde el 2003. Los empresarios fueron, al igual que los productores rurales en su momento, favorecidos por un dólar alto y por el mandato acuñado por el economista Aldo Ferrer de “vivir con lo nuestro”. De esta manera, los flancos internos y externos de la economía quedaban cerrados y sin riesgos. Al exportar se vendía por tres y se pagaba por uno –gracias a los salarios pesificados y a los servicios subsidiados- y se aprovechaba el mercado interno producto de una Argentina que fue cerrando sus fronteras.
Los industriales estaban en el mejor de los mundos, crecieron y ganaron mucho dinero y por eso nunca quisieron desairar al matrimonio presidencial. Posaron en cuanta foto les pidieron, acompañaron al matrimonio presidencial por el mundo, toleraron las presiones de Guillermo Moreno acodando los precios a su antojo, avalaron los índices de inflación inventados por Napia, fueron a Venezuela a hacer negocios, tuvieron innumerables reuniones con Julio De Vido que se convirtió en un interlocutor privilegiado; fueron obedientes y frente al conflicto con el campo el poder los puso como modelo del modelo. Pero esta alianza se rompió en los últimos días. A partir de la decisión de Hugo Chávez de nacionalizar tres empresas metalúrgicas con capitales argentinos de Techint, a pocos días de haber sido huésped de lujo en El Calafate, los empresarios empezaron a sospechar y están seguros que el presidente venezolano les avisó al matrimonio presidencial de la movida que estaba por hacer. Como sea, frente a esta situación el gobierno parece más empeñado en defender las decisiones de Chávez que en garantizar el trato de los capitales argentinos por parte de sus aliados. “Yo creo que si se intenta chavizar la economía el gobierno no dura ni seis meses”, sentencia el economista Javier González Fraga. Para el ex presidente del Banco Central “las entidades empresarias tienen una enorme miopía, ven bien el corto y muy mal el largo plazo. Como ganaban plata perdonaron muchas cosas como el INDEC y ahora que se le dieron vuelta los números, llegan tarde para darse cuenta que este modelo está agotado”.
Javier González Fraga en Sunday Blue
En este último tramo de la campaña electoral, Kirchner ha elegido a los empresarios como un nuevo enemigo que ahora se opone al modelo, en poco tiempo si el empresariado no se disciplina estará en el mismo lugar que el campo en el mundo K. El ex presidente necesita siempre nuevos enemigos y los empresarios, podría decirse, son última adquisición en este sentido. El análisis que ensaya Kirchner es que aquellos que cuestionen las decisiones del gobierno, y también las de Chávez, están en contra del modelo puesto en vigencia en el 2003 y como el modelo es la Patria ergo están en contra de la patria. Es más, como él es el primer defensor del modelo la conclusión es el último patriota.
El matrimonio presidencial siempre ha definido su modelo como de desarrollo, productivo y de redistribución del ingreso. A esta altura, ese credo trilateral que suena desde hace seis años parece ya una fantasía. Kirchner está enfrentado a los dos factores de producción principales de la Argentina, el campo y la industria. La Argentina cada vez recibe menos inversiones, porque hay otros mercados muy cercanos que garantizan mayor estabilidad política y reglas de juego claras. Nadie podrá pensar que para un empresario será fácil digerir que este gobierno nombre directores en las empresas con participación accionaria producto de la estatización de los fondos de las AFJP, y muchos menos que se nombren veedores de la SIGEN. No se trata de discutir si corresponde o no, sino de si esta decisión genera mayor o menor confianza. Es obvio que los Kirchner no generan demasiada confianza en el mundo de los negocios. La distribución del ingreso también es una falacia y lo que dan cuenta las estadísticas serias es que los ricios son cada vez más ricos. Cualquier coincidencia con la década del ‘90 reclamar en Balcarce 50. La creación de fuentes de trabajo se ha detenido y el INDEC oculta la cantidad de pobres e indigentes, que según consultoras privadas, ha comenzado nuevamente a crecer.
En suma, a los efectos de la crisis financiera internacional y los vaivenes locales; los Kirchner han generado una situación de incertidumbre mayor con el flamante enfrentamiento con los empresarios. En este contexto no parece que vaya a ser sencillo que los inversores lleguen a la Argentina a crear más fuentes de trabajo. Tal vez, hoy en la UIA más de uno esté pensando lo que decían los productores del campo, que después de ellos el gobierno iría por los industriales.
El último gran patriota se abre camino por las barriadas del conurbano bonaerense, abrazando, acariciando y prometiendo. Néstor Kirchner se muestra como el protector de los que tienen menos, de aquellos para los que la inseguridad dejó de ser una sensación antes que para otros. Aquellos a los que él, como otros, les prometieron sacarlos de la indigencia pero que nunca cumplieron, y como siempre, pretenden arreglarlos con un par de chapas y un subsidio que insulta la dignidad.
1 comentarios:
Como dio San Martin vamos a terminar como nuestros hermanos los indios, en pelotas y a los gritos. Muy bueno el programa.
Pablo
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